LAS FIESTAS PATRIAS
DURANTE LA CHILENIZACIÓN
Aprovechando las Fiestas Patrias, reproduzco un interesante artículo publicado este 28 de julio por el diario La República, donde se explica con detalles cómo los peruanos de Arica pasaban las Fiestas Patrias en plena ocupación chilena.
UN POCO DE HISTORIA
Como es bien sabido, el 1879 Chile invade territorio peruano como consecuencia de una mala decisión política tomada por el Presidente boliviano Hilarión Daza, quien aplicó un impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre que los empresarios chilenos extrajeran de la provincia de Atacama. El precio no parece alto, pero si tomamos en cuenta que cada quintal equivale a 46 Kg y más aún, que se extraían toneladas de salitre por cada cargamento, el impuesto resulta elevado. Esto sirvió de excusa para que Chile le declare al guerra a Bolivia, una guerra deseada desde hace tiempo. Pero fue su irresponsable actitud de declararle al guerra a Chile sin consultar al gobierno peruano, con el que tenía pactada una alianza defensiva, lo que terminó por involucrarnos en una guerra aparentemente ajena; y digo aparentemente, porque se sabe que el gobierno chileno tenía como objetivo final apoderarse del sur peruano, hasta Arequipa, según la visión geopolítica de su ministro histórico Diego Portales. Esta alianza, en teoría secreta, y la intermediación en el conflicto de la Misión Lavalle, le dieron el pretexto que tanto buscaba Chile para declararle la guerra al Perú, la que se formalizó un funesto 5 de abril de 1879.
La guerra fue un desastre total para el Perú. No solo no estábamos bien preparados militarmente hablando, sino que estábamos divididos política y socialmente, cosa que se evidenció a lo largo de la guerra. El resultado peor de lo que se podía esperar; la quiebra económica, miles de muertos, heridos, discapacitados, desaparecidos, pérdida de una parte de nuestro patrimonio cultural y sobre todo, la pérdida de territorio, etc.
El 20 de octubre de 1883, se formaliza la derrota peruana con la firma del Tratado de Ancón, por el cual el gobierno peruano -en ese momento al mando del general Miguel Iglesias- entrega a perpetuidad a Chile la provincia de Tarapacá, con sus grandes yacimientos salitreros, además cedía temporalmente a Chile las provincias de Tacna y Arica, las cuales quedarían cautivas de Chile por un periodo de 10 años, al término del cual el gobierno chileno debería haber realizado un plebiscito para que la población de estos territorios votasen a favor o en contra de quedarse en Chile. Como es de suponer, en un tiempo tan corto, los habitantes de Arica y Chile no votarían a favor de Chile, así que el gobierno sureño optó por retrasar la consulta popular y aplicar una agresiva política de chilenización, destinada a -en un futuro- obtener un resultado favorable en caso se realice el plebiscito.
Es precisamente en este periodo que se sitúa el artículo del diario La República.
UN POCO DE HISTORIA
Como es bien sabido, el 1879 Chile invade territorio peruano como consecuencia de una mala decisión política tomada por el Presidente boliviano Hilarión Daza, quien aplicó un impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre que los empresarios chilenos extrajeran de la provincia de Atacama. El precio no parece alto, pero si tomamos en cuenta que cada quintal equivale a 46 Kg y más aún, que se extraían toneladas de salitre por cada cargamento, el impuesto resulta elevado. Esto sirvió de excusa para que Chile le declare al guerra a Bolivia, una guerra deseada desde hace tiempo. Pero fue su irresponsable actitud de declararle al guerra a Chile sin consultar al gobierno peruano, con el que tenía pactada una alianza defensiva, lo que terminó por involucrarnos en una guerra aparentemente ajena; y digo aparentemente, porque se sabe que el gobierno chileno tenía como objetivo final apoderarse del sur peruano, hasta Arequipa, según la visión geopolítica de su ministro histórico Diego Portales. Esta alianza, en teoría secreta, y la intermediación en el conflicto de la Misión Lavalle, le dieron el pretexto que tanto buscaba Chile para declararle la guerra al Perú, la que se formalizó un funesto 5 de abril de 1879.
La guerra fue un desastre total para el Perú. No solo no estábamos bien preparados militarmente hablando, sino que estábamos divididos política y socialmente, cosa que se evidenció a lo largo de la guerra. El resultado peor de lo que se podía esperar; la quiebra económica, miles de muertos, heridos, discapacitados, desaparecidos, pérdida de una parte de nuestro patrimonio cultural y sobre todo, la pérdida de territorio, etc.
El 20 de octubre de 1883, se formaliza la derrota peruana con la firma del Tratado de Ancón, por el cual el gobierno peruano -en ese momento al mando del general Miguel Iglesias- entrega a perpetuidad a Chile la provincia de Tarapacá, con sus grandes yacimientos salitreros, además cedía temporalmente a Chile las provincias de Tacna y Arica, las cuales quedarían cautivas de Chile por un periodo de 10 años, al término del cual el gobierno chileno debería haber realizado un plebiscito para que la población de estos territorios votasen a favor o en contra de quedarse en Chile. Como es de suponer, en un tiempo tan corto, los habitantes de Arica y Chile no votarían a favor de Chile, así que el gobierno sureño optó por retrasar la consulta popular y aplicar una agresiva política de chilenización, destinada a -en un futuro- obtener un resultado favorable en caso se realice el plebiscito.
Es precisamente en este periodo que se sitúa el artículo del diario La República.
El 28
de julio que hoy celebramos tiene para Tacna y Arica una importancia
especial. Los hijos de este departamento esperan y desean que este aniversario
del natalicio de la República del Perú, sea el último que deje de celebrar
fuera del seno de la patria.
El
editorial del quincenario El Morro de Arica, del viernes 28 de
julio de 1893, expresaba el sentir de los peruanos que por la fuerza de las
armas habían dejado de pisar suelo patrio. Habían pasado diez años del Tratado
de Ancón (1883), por el que el Perú cedió Tarapacá a perpetuidad y se determinó
la ocupación chilena durante diez años de Tacna y Arica.
El
editorial de El Morro de Arica de ese día, escrito por Enrique
Ward, incidía en que había llegado el momento de volver a la patria, y señalaba
que las costumbres se mantenían, al igual que el amor por el país. El editorial
continuaba así: (...) ¿Qué son 72 años? ¡Cortísimo período en la historia de la
humanidad! Sin embargo, han bastado para hacer indisolubles los lazos que nos
unen al Perú. (...) El día de hoy es para nosotros un día de esperanza y
de anhelo patriótico, porque afianzando la idea de nuestra nacionalidad hace
latir el corazón con más fuerza y rebosar los sentimientos de amor patrio.
Tenemos
pues derecho perfecto para pedir a nuestros tribunos, que trabajen sin
descanso por nuestra redención. Deben ocuparse de preferencia en esta magna, y
no le negamos, difícil empresa. El país entero goza hace un decenio de paz
completa. El orden, condición indispensable para llevar a feliz término esa
labor, se ha afianzado. El trabajo, palanca potente, con que la civilización
moderna opera sus grandiosas transformaciones, ha tomado general incremento, y
levanta nuestro crédito paulatinamente.
(...) Por
estas consideraciones, aunque la expectativa sea incierta, esperamos que
nuestro ideal, el de una pronta redención sea una realidad.
Deseamos
para el próximo 28 Julio, ver tremolar en el histórico Morro de Arica, la
bandera bicolor que nos legaron los próceres de nuestra Independencia.Entonces
repercutirá en el flanco de esa mole el grito unísono de un pueblo agradecido y
gozoso, el grito de ¡Viva el Perú!
Publicaciones
como El Morro de Arica y La Voz del Sur eran
por entonces tribunas para que las noticias de interés peruano llegaran a la
población. Enrique Ward Zegarra y Gerardo Vargas Hurtado dirigían estos
bimensuales que se editaban en Arica. Mostraban amor por la patria ausente.
“En cada
página del periódico están impresas las vivencias de los peruanos que habitaban
Tacna y Arica cuando quedaron en manos de Chile. Ese valiente periódico
ariqueño alentó a mantener viva la llama de la peruanidad”, señala el
documentalista Luis Enrique Cam.
Precisamente,
Cam lanzó hace poco el libro El Morro de Arica, donde relata la resistencia del
periodismo peruano durante el cautiverio.
El
quincenario era muy leído en el puerto de Arica, en Tacna y Tarapacá. Su primer
número se publicó en 1890 y se mantuvo vigente hasta su violenta clausura por
las autoridades chilenas en 1911.
“Los
valerosos periodistas peruanos no doblegaron su pluma ante el
invasor. Pedían al gobierno peruano que siga adelante con las
negociaciones para que Arica vuelva al seno de la patria”, señala Cam.
FIESTA EN
SILENCIO
Una
muestra viva de la labor de Gerardo Vargas Hurtado es su bisnieta, Ana María
Vargas Herrera, quien relata que los festejos de las Fiestas Patrias se
realizaba en la casa de su pariente. En ese lugar servían un almuerzo y se
reunían notables peruanos aún afincados en la Arica tomada.
"Llegó
un momento que la celebraciones tuvieron que ser clandestinas. Antes había
romerías, verbenas, festejaban el recuerdo al niño Alfredo Maldonado, héroe en
la batalla de Arica, pero todo se prohibió. Eso sí, mi bisabuelo nunca dejó de
celebrar las fiestas, siempre fue un gran patriota", recuerda Ana
María.
El
gobierno del sur permitía realizar ceremonias cívicas. De forma privada hacían
un culto a la patria. A la vez, las instituciones chilenas doctrinaban a los
niños con su currículo, tratando de dejar de lado la historia peruana, sus
símbolos patrios.
"Siempre
tendré en el corazón un dolor al recordar las Fiestas Patrias. Yo hubiera
querido tener a mi familia ariqueña completa, pero la perdí por la guerra, el
plebiscito y las persecuciones. Además, pienso en los hermanos tacneños, de
Arica y Tarapacá, los abusos que se cometieron y lo que sufrieron nuestros
ancestros", recuerda Ana María.
El
antropólogo Michael Tapia, que investiga los hechos realizados por Gerardo
Vargas y otros ariqueños y tacneños, manifiesta que la educación peruana se
mantuvo en escuelas clandestinas y en la enseñanza de los padres; mientras que
en los colegios fiscales chilenos buscaban desterrar cualquier símbolo
patrio del Perú.
ACTOS
CONTRA LA PATRIA
Pero a
pesar de la chilenización violenta, se lograron actos de amor por la patria
peruana, como colocarse la escarapela a sabiendas de que, solo por ese acto,
los montoneros iban a atacar las viviendas que mostraban amor al Perú.
"En
Fiestas Patrias se logró realizar la procesión de la bandera peruana en Tacna,
que es punto de inicio para esta costumbre que se hace cada 28 de agosto, el
día que vuelve al Perú. Pero tiene su punto de inicio en el 28 de julio de
1901", afirmó Michael Tapia.
Agregó
que el pedido aceptado por el intendente chileno lo efectuó la Benemérita
Sociedad de Artesanos y Auxilios Mutuos 'El Porvenir', la cual se reunió con
los connotados de la localidad tacneña para poder conmemorar las Fiestas
Patrias peruanas.
"Realizaron
un recorrido del estandarte peruano por las calles de Tacna. La gente estaba
vestida de negro, en procesión, algunos derramando lágrimas. Finalmente
realizaron una ceremonia civil de forma privada. Años después lograron llevar a
cabo este acto cívico, pero luego fue censurado por la autoridad
sureña", cuenta el antropólogo tacneño.
LA VUELTA
AL PERÚ
Tras un
plebiscito frustrado por la administración del sur, finalmente se firmó el
Tratado de Lima. Se decidió que Arica quedaba en poder de Chile y
Tacna se reincorporaba al Perú, luego de 49 años (Batalla del Alto de la
Alianza 1880-Reincorporación de Tacna 1929).
De esta
forma, aparecieron algunos héroes civiles, poco conocidos por la sociedad,
quienes también lucharon contra la chilenización y gritaron: ¡Viva el Perú!
Como
complemento al artículo principal, el diario publica las opiniones del
conocido historiador sanmarquino Ernesto Yepes del Castillo, que reproduzco a
continuación.
LA
BANDERA Y EL DESFILE FUERON PROSCRITOS
Tacna fue
mantenida cautiva por Chile desde la batalla del Alto de la Alianza, el 26
de mayo de
1880, hasta el 28 de agosto de 1929. Arica cayó definitivamente en poder
de
Chile
desde junio, un mes después.Para ambas poblaciones cada 28 de julio, durante casi 50
años, devino en un día de afirmación respecto a la patria lejana, añorada por
los adultos y viejos, desconocida para los jóvenes y niños. Este drama tuvo,
sin embargo, dos escenarios distintos. De 1880 a 1900 y de 1900 a 1929.
En el
primero Chile se presentó generoso buscando mostrar las bondades de vivir bajo
su bandera, a fin de ganarse la voluntad de la población cautiva. Como
la lealtad al Perú se mantuvo férrea, Chile optó por la violencia y el
callamiento de toda manifestación pro Perú. Esta segunda etapa fue más larga:
fueron 30 años de feroz represión. Ni el 28 de julio se libró de esta mordaza.La
bandera y el desfile fueron proscritos. Ante el tenaz requerimiento de miles de
peruanos, Chile cedió con una condición: la marcha sería silenciosa, sin
tumultos ni quejas. Entonces, el 28 de julio, Tacna personificó una de las
epopeyas cívicas más vibrantes: mujeres, hombres, niños y viejos seguían el
pabellón nacional cubriendo las calles con doloroso silencio. (Ernerto
Yepes del Castillo)
___________________________________
(*) Tomado del artículo homónico de Eduardo Salinas, publicado en el diario La República, en su edición del 28 de julio del 2017.
la ingeniería social le hubiera servido mucho a Chile en esto, ciertamente sentimientos como el patriotismo apesar de carecer de pactricidad si puede cambiar bastante el rumbo de varios movimientos trascendentes
ResponderEliminarY bueno, lo prometido es deuda
http://econo-miaytuya.blogspot.pe/2013/12/te-mintieron-sobre-la-gran-depresion.html
http://econo-miaytuya.blogspot.pe/2016/12/el-mito-de-que-el-patron-oro-causo-la.html
Un par de artículos de revisionismo histórico respecto a la gran depresión visto bajo el punto de vista de economistas austriacos, espero le interese y le sea útil Profesor Gonzales :D