CHOCANDO CON CHOCANO
Cuando hablamos de José Santos Chocano pensamos inmediatamente en su faceta de poeta, autor de hermosos versos como Alma América o Blasón, sin embargo, tiene otra faceta menos conocida, que ha terminado en el olvido, pero que fue parte esencial en su vida, puesto que le ganó tantos enemigos, y no solo en Perú.
Joven arrogante, impulsivo y polémico |
Puede que su fastuosa
egolatría haya determinado que las generaciones recientes pasen por alto su lectura.
Por eso, más allá de las escasas simpatías y múltiples animadversiones que su
pronunciado individualismo le acarreara, es cierto también, que su poesía ampulosa,
grandilocuente y festiva pasó rápidamente de moda después de la I Guerra Mundial de 1914.
La primera vez que estuvo ante
un pelotón de fusilamiento fue en 1894, cuando los versos que escribía en el
periódico La Tunda, en contra del
gobierno del presidente Justiniano Borgoño lo llevaron a las mazmorras
submarinas del Real Felipe, y con apenas 19 años se llevó el susto de su vida
ante el simulacro que pretendía hacerlo presa del pánico. Liberado después del
triunfo de la revolución pierolista de 1895, sería secretario del presidente
Manuel Candamo y concesionario de la imprenta del Estado donde publicaría Iras Santas (con tinta roja) y En la Aldea (con tina azul). Un año
después (1896) publicaría (luego de su boda con Consuelo Bermúdez) el poemario
nupcial Azahares.
Presidentes peruanos: Manuel Candamo (su protector), Justiniano Borgoño (quiso fusilarlo), Augusto B. Leguía (protector y admirador) y Luis M. Sán Cherro (rechazó sus servicios). |
En 1899, Chocano recibe el
encargo del Presidente Eduardo López de Romaña de viajar a Centroamérica para
difundir la idea de un Arbitraje Obligatorio para resolver los problemas
limítrofes. Conocerá Guayaquil, Panamá, Costa Rica y al dictador guatemalteco
Manuel Estrada Cabrera, de quien luego diría, acorde con su petulancia
habitual: “Lejos de solicitar yo su
amistad, Estrada Cabrera solicitó la mía”.
Chocano veinteañero |
Infatigable en su sed de
aventuras políticas terminaría vinculado al Presidente mexicano Francisco
Madero, oficiando de su secretario personal y asesor político. Cuando Madero es
asesinado por Victoriano Huerta, tendría que hacer frente por segunda vez a un
pelotón de fusilamiento, aunque no está confirmado. Chocano solía alardear
diciendo que cuando le preguntaron por su último deseo dijo “Tener un hijo”. El dictador le trajo una
prostituta, pero la rechazó diciendo: “No
habré de darle al mundo un hijo de mala madre, pues ya basta con el militar
golpista”. Le perdonaron la vida, pero lo expulsaron de México. Tras la
caída de Huerta, regresaría a México para buscar los favores de Venustiano
Carranza y Pancho Villa, a los cuales representará en EE.UU. para una serie de
gestiones.
Cansado y envejecido, llegará a Guatemala donde conocerá a Margot Batres y se casará con ella. Allí permanecerá hasta la caída de su amigo, el dictador Estrada Cabrera. Tal derrocamiento le significará una nueva condena a muerte y su tercer pelotón de fusilamiento, del cual se salvará tan solo por el unánime respaldo de diversos gobiernos latinoamericanos, de la propia Corona española y de los más importantes y prestigiosos escritores, artistas e intelectuales de la época, muchos de ellos, sus amigos personales como Rubén Darío, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Manuel Menéndez y Pelayo y Antonio Machado. Una vez más, se salvó de milagro.
Chocano en pose clásica |
Emigró a Costa Rica, donde se
enamoró de Margarita Aguilar, prima de su esposa, con quien se casó poco
después luego de raptarla.
En diciembre de 1921 regresa
al Perú después de dieciséis años de ausencia. Habían ya fallecido Manuel
González Prada y Nicolás de Piérola, ídolos de su juventud, así como Javier
Prado Ugarteche, su protector. A su arribo al Callao recibió la bienvenida de
José Gálvez Barrenechea, César Vallejo José María Eguren y Luis Alberto
Sánchez. Fue recibido generosamente por el pueblo y por el Presidente Augusto
B. Leguía, quien gobernada desde 1919. El 5 de noviembre de 1922 fue coronado
como El Poeta de América, en el
Palacio de la Exposición (hoy Museo de Arte: MALI) por la Municipalidad de Lima
(que además lo había nombrado Hijo
predilecto de la ciudad) y los delegados de todos los Concejos Provinciales
del Perú. La corona, compuesta por veinte hojas de laurel de oro macizo representaban
a las veinte repúblicas latinoamericanas. Luego se hizo otra ceremonia llamada De la Consagración, al pie del recién
inaugurado monumento a Bolognesi en la plaza que lleva su nombre, al cual
arribaría Chocano después de recorrer todo el Paseo Colón con la corona de oro
en su cabeza. Más vanidoso no podía ser.
El poeta con la corona de laureles de oro con la que fue reconocido como "El Poeta de América" y modeda conmemorativa |
Después de su coronación, el
poeta viajaría a Colombia, Guatemala, Costa Rica y Venezuela, país en el cual
entabló una estrecha amistad con el dictador Juan Vicente Gómez. De regreso a
Lima se suscitó una polémica, en mérito a unas declaraciones suyas donde había
dicho que “…más le conviene al Perú una
dictadura organizada que la farsa democrática en que se ha acostumbrado a
vivir”. Obviamente se refería a la República Aristocrática y al gobierno de
Leguía (que aún no era conocido como Oncenio),
donde la democracia era un privilegio más que un derecho para todos; donde la
elección de las autoridades estaba en manos de unos cuantos hombres ricos y la
libertad de expresión estaba controlada por el gobierno. Este pensamiento sobre
la conveniencia de las dictaduras sería plasmado en su obra Idearium Tropical, apuntes sobre las
dictaduras organizadas y la farsa democrática.
Para el centenario de la
Batalla de Ayacucho (1924), Chocano consiguió que el gobierno de Leguía le
subvencionase la publicación de su libro El
Hombre Sol. Trazo de una época panteísta, donde se incluía el poema Ayacucho
y los Andes, con el que pretendía homenajear tan importante batalla donde
se selló la independencia sudamericana. El libro era tan voluminoso que su
precio de 70 soles resultó extremadamente alto, aún para la gente más pudiente.
Por esos días, decidió fijar su residencia permanente en Lima junto a su
esposa, la ex y la amante, una mujer española con la que tuvo un hijo.
Chocano en su madurez |
Excéntrico y supersticioso
como pocos, empezó a frecuentar a supuestos videntes y a todo aquella persona
que asegurase tener poderes sobrenaturales (brujos, adivinos, clarividentes, médiums
y otros más), que le ayudasen con las apuestas, que lo estaban dejando en quiebra,
comprometiendo seriamente su estadía en Chile, donde lo que ganaba escribiendo
para los diarios El Mercurio y La Nación le alcanzaba a las justas para mantener a
su familia. Incluso se podría decir que vivió en la pobreza. Estaba tan endeudado
que hasta vendió su corona de oro. Con esta ayuda paranormal esperaba también
encontrar un supuesto tesoro escondido de los jesuitas (según un mapa que había
comprado a un timador) el cual buscó infructuosamente, por todo Chile. Esta
obsesión no solo lo llevó a la ruina, también lo conducirá a la muerte.
En la tarde del 13 de diciembre de 1934, viajando en un tranvía de Santiago, fue apuñalado por la
espalda por el chileno Martín Bruce Padilla. Herido de dos puñaladas en el corazón y
dos en la espalda, Chocano falleció casi en el acto. No se sabe a ciencia
cierta por qué lo mató. Algunas fuentes dicen que Chocano le contó mientras
viajaban, del tesoro que estaba buscando y este lo habría matado por ambición. ¿Pero
fue realmente ambición? ¿Podría haberlo matado para que no siga buscando el
tesoro escondido? ¿Fue un crimen por
encargo? ¿Fue un socio suyo que había
quebrado por embarcarse en la aventura de buscatesoros
de Chocano? ¿O fue simplemente un loco? Tal vez nunca se sepa.
Sus restos fueron trasladados
a Lima en mayo de 1965, donde fue enterrado en el Cementerio Presbítero
Maestro, en un metro cuadrado y de pie, tal como lo había escrito en uno de sus
poemas, que calzaba preciso como epitafio y última voluntad. Si bien murió
pobre, recibió el homenaje del Estado, pero la indiferencia literaria.
Edwin Elmore, víctima de los arrebatos de Chocano y Martín Bruce Padilla, el loco chileno que asesinó al poeta. |
Como dato curioso -sí, uno
más- ¿Sabía que Chocano creó un nuevo Himno Nacional para nuestro país? Pues
resulta que en 1901, el Presidente López de Romaña convoca a un nuevo concurso para
cambiar la letra del Himno Nacional, puesto que algunos intelectuales y
políticos consideraban que era ofensiva y hasta agresiva con España. Y como,
desde 1866, con la victoria en el combate del 2 de Mayo, habíamos hecho las
paces con la Madre Patria, ya no
tenía sentido mantenerla, pues la realidad que reflejaba en ese tiempo (la de
la independencia), ya había cambiado. Además, algunos españoles se sentían
ofendidos con el mensaje que daban y el Rey de España era árbitro en nuestro
problema de límites con Ecuador. Es así que se decide cambiar la letra del
himno, pero sin modificar el coro.
Estampilla conmemorativa de los años 80 |
Himno Nacional
(Letra de José Santos Chocano)
Coro
Somos libres, seámoslo siempre,
Y antes niegue sus luces el sol.
Que faltemos al voto solemne,
Que la patria al Eterno elevó.
Estrofas
I
Si Bolívar salvó los abismos
San Martín coronó la altitud;
y en la historia de América se unen
como se unen arrojo y virtud.
Por su emblema sagrado la Patria
tendrá siempre, en altares de luz
cual si fuesen dos rayos de gloria,
dos espadas formando una cruz.
II
Evoquemos a aquéllos que un día
nos legaron eterna lección;
y ensalcemos, no en vanas palabras,
sino en hecho, la Paz y la Unión
¡Trabajemos! Las manos sangrientas
se depura en esa labor;
¡que la guerra es el filo que corta,
y el trabajo es el nudo de amor!
III
El trabajo nos ciñe laureles,
si la lucha nos dio libertad.
¡Trabajemos! ¡Abramos la tierra,
como se abre a la luz la verdad;
arranquemos el oro de las minas;
transformemos la selva en hogar;
redimamos el hierro en la industria
y poblemos de naves el mar!
IV
A vivir subyugados sin gloria,
prefiramos morir sin baldón,
que así sólo verán nuestros héroes
satisfecha su noble ambición.
¡Somos libres! gritaron los pueblos;
y la Patria fue libre a esa voz.
¡Cómo el Orbe salió de la Nada
a una sola palabra de Dios!
Tumba de Chocano en el cementerio Presbítero Maestro de Lima enterrado de pie. |
En el siguiente enlace se puede acceder al programa HISTORIAS DETRAS DE LA MUERTE, episodio 09 LETRAS DE DUELO, sobre JOSÉ SANTOS CHOCANO
Sucedió en el Perú, programa dedicado a José Santos Chocano
FUENTE:
“Chocano: El soberbio Ignorado” – Nicolás Yerovi. Revista
Somos N°523, 14-12-96
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