lunes, 23 de enero de 2023

Túpac Amaru II. Entre el mito y la realidad

 TÚPAC AMARU II, ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD



En esta oportunidad, voy a compartir un artículo que encontré en internet y que suelo usar en mis clases. Lo voy a transcribir y, como ya es costumbre, mis análisis estará en neegrita y cursiva. El artículo en cuestión fue publicado en la página HAHR, Hispanic American Histórican Review, el 6 de junio del 2014 por Sean Mannion. En él se criticaba un artículo publicado por Marta Meier Miró Quesada en el diario El Comercio, donde se daban algunos postulados muy peculiares.

Recientemente en el diario El Comercio, la editora central Marta Meier Miró Quesada, publicó un artículo titulado: “Túpac Mouse”. En este menciona la evocación del presidente Ollanta Humala al gobierno revolucionario de Juan Velasco Alvarado a propósito de la inauguración de algunas obras en Talara. A partir de esto, desarrolla o expone unas ideas muy “singulares” sobre la figura de Túpac Amaru II, símbolo del velascato. Veamos el artículo.

 



TÚPAC MOUSE
(Marta Meier Miró Quesada. El Comercio, 4/06/14)

 



"El presidente Ollanta Humala evocó al dictador Juan Velasco Alvarado y a Túpac Amaru en la inauguración de las obras de la refinería de Talara. Algunos lo tomaron como una amenaza sutil. No es para tanto. Veamos…"

Cuando se publicó este artículo, Ollanta Humala gobernaba el Perú desde el 2011. Como se recuerda, en su primera postulación, se había lanzado con un discurso más que radical, donde hablaba de cambio de Constitución, revisión de los contratos de las empresas transnacionales, control de precios y otras propuestas que hacían recordar el gobierno de Velasco -al cual Ollanta había dicho admirar- e incluso, se temía que, de llegar al poder, pudiera llevar al Perú por la senda de Venezuela, Bolivia o Cuba. Aquella vez perdió ante Alan, quien, a pesar de los anticuerpos que generaba por su primer mandato, se presentaba como la mejor alternativa ante el "peligro Humalista". Para su segunda postulación aprendió la lección. Dejó de lado el discurso socialista y ultranacionalista, para optar por una imagen más moderada y tirada a la derecha. Cambió el polo rojo que decía "Amor por el Perú" por una camisa blanca. Igual, el ceño fruncido y la mirada desafiante dieron paso a una mirada de niño bueno. Y no es que haya ganado porque la mayoría lo quisiese de Presidente, sino porque su contrincante en segunda vuelta -Keiko Fujimori- despertaba más anticuerpos que él. Esta vez le ligó.


Ollanta Humala en sus dos campañas electorales. Rojo furioso en las elecciones de 2006 y blanco anelical y cara de niño bueno en las elecciones del 2011. Junto a él, sus contrincantes en segunda vuelta de cada elección, Alan el 2006 y Keyko el 2011.

"En la década de 1920, en plena depresión económica norteamericana, el genial Walt Disney creó a Mickey Mouse. Convirtió al ratoncito en un campeón del optimismo, inmortal ídolo de diversas generaciones de niños, incluidos los del siglo XXI, y en ícono global".

"Cuando Fidel Castro necesitó marketear su revolución bananera usó una imagen del Che Guevara, tomada por Alberto Díaz ‘Korda’. El Che había sido asesinado en Bolivia (rojoides, lloren: todo indica que Fidel reveló su ubicación). Castro convirtió la cara del argentino en su marca, un logo de odio e ineficiencia que sigue dando la vuelta al mundo en polos, gorros, afiches y más. El dictador Juan ‘Chino’ Velasco necesitó, también, un sello tipo Mickey o el Che; una imagen que comunicara el cambio  prometido por su ‘rovolución’. Mitificó al mestizo y próspero comerciante José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II), lo graficaron como algo parecido a una letra “A” con sombrero, y esa y otras imágenes suyas estaban en todas partes. Y decretaron que era el “fundador de la identidad nacional”, que  intentaron inventarse los militares".

Velasco se veía a sí mismo como un gran revolucionario, el único que se enfrentó a los grandes poderes nacionales e internacionales por defender los intereses del Perú y de los peruanos más necesitados. Para poder legitimizar su gobierno y darle un sustento histórico, buscó un personaje histórico que haya sido como él. Así es como apareció la figura de Túpac Amaru II, un caudillo del siglo XVIII, que en 1780 se alzó en armas contra el virreinato peruano. Lo tomó como símbolo de su gobierno y, desde ese momento, pasó a ser estudiado obligatoriamente en todos los colegios, se hicoeron canciones y poemas en su honor y hasta se le incluyó en la selecta lista de peruanos ilustres a los que se les ha dedicado un billete de circulación nacional.


Dos retratos, aparentemente fieles, a la imagen real de Túpac Amaru II. El primero, una acuarela que data, aproximadamente, de 1780 a 1800. De autor anónimo, podría ser el retrato más antiguo del caudillo indígena. El segundo, es un dibujo en cuero, atribuído a Tadeo Escalante, de principios del siglo XIX. En ambos retratos, Túpac Amaru aparece vestido a la usanza española, tal como usualmente se le representa. La diferencia está en el sombrero. 
 

"El tupacamarismo invadió Lima: al salón Pizarro de Palacio de Gobierno se le rebautizó salón Túpac Amaru, ubicando un inmenso cuadro que sigue allí. Los textos escolares lo describían  como un semidiós. Velasco construyó una gran avenida de 22 kilómetros, una de las más largas de Lima para unir  el cono norte con el centro. Obviamente la nombró Túpac Amaru. Dos grupos terroristas tomaron ese nombre: el uruguayo Tupamaro, y el peruano MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru).  Alice Faye Williams bautizó Tupac Amaru Shakur a su hijo, un conocido rapero afroamericano que fue asesinado. La señora Shakur fue parte de la célula terrorista Black Panther,  y acusada de participar en atentados con bombas. El ‘sachaínca’ de Velasco inspiraba esa violencia".

Velasco quiso romper simbólicamente con el legado colonial y con los lazos de opresión en los que el país vivía. No solo mandó remplazar el cuadro de Francisco Pizarro por uno de Túpac Amaru y renombró en honor del caudillo indígena, la sala principal de Palacio, la misma que antes llevaba el nombre del invasor extremeño. Incluso se dice que mandó talar la higuera que Pizarro había plantado en el jardín interior de la casa de gobierno. Además de las obvias estatizaciones, se prohibieron las telenovelas, la música rock y los nombres extranjeros en los colegios. El retrato de Túpac Amaru creado por el artista Jesús Ruíz Durand, no solo se convirtió en el logo del SINAMOS, sino que pasó a representar al régimen en su conjunto hasta hoy. Tal fue el impacto de Túpac Amaru como luchador social, que los guerrilleros uruguayos (Tupamaros) y los subversivos peruanos del MRTA (Emerretistas) tomaron su nombre para autodenominarse. Algo muy criticado por muchos, ya que se está tomando el nombre del precursor para referirse a agrupaciones violentas, causantes de miles de mmuertos, cuando los que se quejan, no se dan cuenta que el hoy precursor, en su momento también  fue  considerado por las autoridades virreinales casi como un terrorista, causante de muchas muertes; de ahí que se le haya combatido con dureza y hasta crueldad.


Dos de los retratos más conocidos de Túpac Amaru. A la izquierda, el de Etna Velarde y el de la derecha, el de Teodoro Núñez Ureta. Ambos de 1970, fueron utilizados por el gobierno militar como símbolo de su revolución. El segundo, en algún momento, sirvió de inspiración para los billetes de 500 intis.


"Túpac Amaru II fue en realidad un adinerado comerciante que vestía elegantemente, al estilo europeo, y reclamaba un título de nobleza inca pese a que, al parecer, fue hijo de un fraile (esto, según Alexander von Humboldt, quien investigó su rebelión). Fue “educado con algún esmero en Lima –escribe Humboldt–, y se volvió a las montañas después de haber solicitado en vano de la Corte de España el título de marqués de Oropesa, que lleva la familia del Inca Sayri-Túpac. Su espíritu de venganza lo condujo a sublevar los indios montañeses que estaban irritados contra el corregidor Arriaga”. Dijo no estar contra la corona sino contra el “mal gobierno” de los corregidores; luego se radicalizaría, pero su “rebelión” no cuajó y los propios indígenas se opusieron a él".

José Gabriel Condorcanqui Noguera (su verdadero nombre) era un curaca (o cacique, que es como los españoles llamaron a las autoridades indígenas americanas), descendiente de la nobleza incaica, por tanto, no era raro que haya reclamado para sí la herencia de un título nobiliario, el de Marqués de Oropesa, título reconocido por la corona española a los descendientes de Sayri Túpac, su antepasado por línea materna. Es más, su linaje incluía también a Manco Inca, Huayna Cápac, Túpac Yupanqui y al mismo Pachacútec. La autora habla de venganza. ¿Acaso insinúa que una de las razones de su levantamiento fue el que no le reconocieran el título al que aspiraba?. 

Sobre su rebelión, tomando en cuenta lo que dice Scarlett O'Phellan, habría empezado como una revuelta, cuando ejecutó al corregidor Antonio de Arriaga, para luego pasar a una rebelión, con planes políticos que incluían no solo la eliminación de las reformas económicas que habían implementado los borbones -y que claramente lo perjudicaban- sino también, la separación política del Perú, pero bajo una mentalidad nativista y mesiánica, que no agradó a muchos. Se pensaba que de llegar al poder, apartaría a los criollos y hasta podría tomar venganza contra ellos, ya que muchos también eran grandes explotadores de indios. Pero muchos indígenas se pusieron en su contra también, entre ellos uno que también es reconocido como precursor de nuestra independencia, Mateo García Pumacahua (curaca de Chinchero) quien, discnforme con el rol subalterno que cumplía, traicionó a Túpac Amaru para ponerse a la órdenes -con todos sus indios y varios otros curacas leales al rey- del visitador Areche, que a la postre, sería el que derrotara la rebelión. Después de la derrota, se asimiló al ejército realista con el grado de Brigadier y posteriormente Coronel de Milicias, incluso fue condecorado por su decisiva participación en la derrota de Túpac Amaru. Tres décadas más tarde, corregirá su error al integrarse a la rebelión de los hermanos Angulo de 1814, bajo las órdenes de los criollos, paro tampoco 


Cinco retratos de la década del setenta. Con puño al pecho y poncho, el retrato de Etna Velarde (2000) está  notoriamente inspirado en la escultura que aparece en el Parque de los Pecursores y los Próceres de la Independencia. Los otros retratos son del 1970, en pleno gobierno velasquista. De izquiera a derecha y de arriba a abajo: El del Jesús Ruíz Durand, el de Mario Salazar Eyzaguirre y el de Néstor Quiroz, el de Germán suárez Vertiz. Tres de ellos lo representan con el atuendo clásico (saco negro, camisa blanca con gabardina en el cuello y sombrero negro de ala ancha), a partir del cual se han inspirado casi todos los retratos posteriores. El de Ruiz Durand, se convirtió en el símbolo del SINAMOS y el de Salazar, fue el que remplazó al cuadro de Pizarro en Palacio de Gobierno.


"El pobre terminó desmembrado y su gesta generó épicos poemas, se lo usó como figura reivindicadora del indio (a él, un elegante criollón) y acabó convertido en un mito. Disney lo hubiera llamado Túpac Mouse y hoy, probablemente, sería el héroe de la era de la comunicación. Como vemos, todo depende de quién inventa la caricatura. Y Humala, felizmente, no ha inventado ninguna".

Aquí hay que poner algo en claro. Toda representación que se hace de Túpac Amaru ¡Es falsa!. Lo que pasa es que no existe, al parecer, ningún retrato de Túpac Amaru que haya sido hecho en vida. No sabemos cómo era realmente. La apariencia clásica del caudillo indígena con saco, sombrero y medias de seda, se debe a que en esa época, se permitía a las autoridades y nobles indígenas vestir a la usansa española. Era un privilegio que podían o no ejercer dada su posición social. Por tanto, se asume que Túpac Amaru pudo haaber vestido así. Es más, la gran mayoría de retratos que conocemos son de la época de Velasco, quien organizó un concurso en 1970, para elegir la imagen que reresentaria a su gobierno. Se otorgaron cuatro menciones honrosas con un premio de 10 mil soles cada uno: Milner Cajahuaringa, Augusto Díaz Mori, angel Chávez y Fernando Saldías. Como protesta por no haber declarado un único ganador, Milner Cajahuaringa rechazó el premio. Resulta que Cajahuringa consideraba que su retrato era el más fiel al real Túpac Amaru, ya que lo había pintado con referencias dadas por el historiador Carlos Daniel Valcárcel, quien había investigado documentos sobre el caudillo, que lo retrataban tal como era.  Todos los retratos posteriores del revolucionario se basan en en los retratos de la década de 1970. Sin embargo, la autora del artículo lo llama "criollón", pues insinúa que no era realmente indígena, sino hijo de un sacerdote criollo (no menciona su nombre), que habría tenido una relación con su madre indígena, así que, al menos, sería mestizo. ¿Con esta afirmación tendenciosa está tratando de desacreditarlo? ¿Está apelando a ello para explicar el fracaso de su rebelión, ya que los indígenas no se habrían sentido identificados con él, dado su origen mestizo, que además, se sentía superior a ellos vistiéndose y viviendo como español americano?


Cuatro retratos que alcanzaron mención honrosa en el concurso del 1970, convocado por el gobierno a través del Ministerio de Educación para escoger el retrato que se usará como símbolo del gobierno. En lugar de escoger un solo ganador, se premió a cuatro artistas, que recibieron 10 mil soles como premio; Milner Cajahuaringa, Ángel Chávez, Augusto Díaz Mori y Fernando Saldías. Cada uno con su visión particular del caudillo. Cajahuaringa, lo representó como un noble indígena, con traje español cubierto por una cusma con motivos incaicos. Chávez, lo representó con vestimenta española y en actitud guerrera. En la visión de Díaz Mori, Túpac Amaru aparece con apariencia de español refinado, con capa y gorro tricornio en la mano derecha;  mentras que Saldías lo muestra totalmente aculturado, con vestimentas finas, al estilo español, haciendo gala de su posición económica, culto y refinado (Descripciones sacadas de "Ell verdadero rostro de Túpac Amaru" de Leopoldo Lituma).


Más pereciera una de esas afirmaciones de ciertos programas de chismes faranduleros, que sueltan información tendenciosa sin mayor sustento. Habría que leer los escritos de Humboldt para tener más información.

***********

Ahora, pasaré a comentar la crítica que hizo al artículo en cuestión Sean Mannion. 

Sin duda, se trata de un artículo provocador y controvertido sobre el pasado peruano. Vale la pena entonces hacer algunas precisiones históricas e interpretativas sobre este personaje.

EL ORIGEN DE TÚPAC AMARU
El mayor especialista en Túpac Amaru II, el historiador norteamericano Charles Walker, indica que José Gabriel Condorcanqui Noguera, nació el 10 de marzo de 1738 en Surimana (Cusco). Su padre fue cacique de tres pueblos: Surimana, Pampamarca y Tungasuca. José Gabriel fue educado en el prestigioso colegio de caciques San Francisco de Borja. A su vez heredo 350 mulas, que hizo trabajar en la ruta comercial Cusco-Alto Perú. También poseyó modestos intereses en la minería y en los cocales de Carabaya.

La historiografía sobre Túpac Amaru es bastísima. Muchos son los autores nacionales y extranjeros que se han ocupado del caudillo del siglo XVIII. Desde los años 70s y por mucho tiempo, Carlos Daniel Valcárcel fue considerado la eminencia en Túpac Amaru II. Sus libros han estado vigentes por mucho tiempo, y todo aquel que escribiera un nuevo libro sobre el cacique de Tungasuca, obligatoriamente tenía que consultar a Valcárcel. Hoy, eso ha cambiado. Nuevas investigaciones y nuevas perspectivas han contribuido al desarrollo de nuevas interpretaciones, siendo el estadounidense Charles Walker, hoy por hoy, el mayor referente en cuanto al estudio del rebelde cusqueño. Otros que han publicados libros especializados en Túpac Amaru II y su gran rebelión son los peruanos Scarlett O'Phelan, Omar Aramayo, Juan José Vega, Raúl Asencio, Leopoldo Lituma, el polaco Jürgen Golte, el argentino Boleslao Lewin, el franco-mexicano Jean Meyer y la española María Luisa Laviana. Además, historiadores como Virgilio Roel, Pablo Macera, Luis Durand, Alberto Flores Galindo, Heraclio Bonilla, Peter Klarén y muchos más le han dedicado capítulos anteros en sus libros. Incluso autores como Julio Villanueva Sotomayor y Arturo Vergara Collazos han escrito sobre él.



Carlos Daniel Valcárcel y Charles Walker, los especialistas más importantes en el caudillo cusqueño con sus respectivas obras magnas.


Ciertamente el origen de Túpac Amaru II, no era modesto, sin embargo no alcanzaba para ser considerado entre los caciques más importantes de la antigua ciudad imperial. No es de extrañar entonces que este personaje buscara demostrar su linaje (descendiente del último inca de Vilcabamba) para obtener mayores tierras, así como prestigio en la sociedad colonial. Como miembro de la clase media virreinal, era común que vistiera como los criollos y peninsulares. Tras casi 250 años de presencia europea en el Perú, sería extraño no ver manifestaciones de mestizaje o asimilación completa en el vestir, por parte de los nobles indígenas, más aún en una época tan estamental o jerarquizada.

Como dije antes, José Gabriel Condorcanqui no era pobre. No solo era cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, sino que también era arriero, es decir que se dedicaba al transporte terrestre de mercancías con recuas de mulas. La ruta que cubría era todo el sur del virreinato, trayendo productos desde el Alto Perú (actual Bolivia) y eso habría sido la principal razón de su levantamiento. Resulta que las reformas económicas impuestas por los borbones los estaban perjudicando. Ahora tenía que pagar impuestos (los indígenas estaban excentos), pero al ser un indio de clase acomodada, tenía que pagar más (por cada cacicazgo que poseía). Por último, se habían establecido el cobro de la alcabala a las operaciones comerciales y controles en los caminos para frenar el contrabando de productos prohibidos, que llegaban desde Europa (espacialmente Inglaterra) por el puerto de Buenos Aires. Fue precisamente Jürgen Golte, quien propuso en "Repartos y rebeliones. Tupac Amaru y las contradicciones de la economía colonial", que la motivación inicial para el levantamiento de Túpac Amaru fue el impuesto de la alcabala y los controles en los caminos, ya que él se dedicaría a traer productos prohibidos como wisky, aceite de oliva, azúcar, carbón y aguardiente, que vendía ilegalmente en Potosí.


Algunas representaciones de Túpac Amaru. La primera (2007), con cusma rojiverde, medallón del sol y alabarda, pertence a Manuel Adrianzén; la segunda, vestido de negro, con botas, lanza y cabello al viento, es de autor desconocido, alparecer, del siglo XIX. El retrato clásico con sombrero de ala ancha sirvió de inspiración para el artista digital Don_belico, especializado en retratos de nativos americanos. Abajo, el retrato que, desde el gobierno de Alejandro Toledo (2002) decora la sala principal de Palacio de Gobierno. Es una obra del artista pomabambino Armando Villegas, paisano del presidente. Por últmo, un cuadro multicolor, estilo collage, de Marcel Valaochaga, que presenta a un Túpac Amaru inspirado en el cuadro de Etna Velarde, rodoado por personajes algo cuestionables como la senderista Edith Lagos, un par de terroristas del MRTA, el guerrillero de los años 60, Luis de la Puente Uceda y el "búfalo" Barreto, muerto en la revolución aprista de Trujillo de 1932, junto al presidente Velasco y unos personajes de Guaman Poma, en actitud lamentadora. Todos ellos, bajo la protección de la virgen María. ¿El nombre del cuadro? "La resurrección de Túpac Amaru" del 2004.


LA GRAN REBELIÓN
Charles Walker señala que existen básicamente tres interpretaciones del levantamiento 
tupacamarista, estas serían las siguientes:
a) Movimiento precursor de la independencia (en el sentido anticolonialista)
b) Nacionalismo neo-inca (identidad inca / “tradiciones inventadas”)
c) “Viva el Rey” (tradición de negociación de derechos)

Estas interpretaciones son correctas tales como son presentadas, y evidencian además que en el levantamiento indígena más importante del siglo XVIII, confluyeron tanto factores ideológicos, como económicos y políticos. Es por ello que frente al opresivo régimen colonial, el poder de la aristocracia limeña y el gran impacto de las reformas borbónicas; Túpac Amaru esbozó un programa que el historiador Alberto Flores Galindo, resume del siguiente modo:

1.La expulsión de los españoles. No bastaba suprimir los corregimientos y los repartos, debía abolirse la Audiencia, el virrey y romper cualquier dependencia con el monarca español.

2.La restitución del imperio incaico. Fiel a la lectura del inca Garcilaso, pensaba que podía restaurarse la monarquía incaica, teniendo a la cabeza a los descendientes de la aristocracia cusqueña.

3.Introducción de cambios sustantivos en la estructura económica: supresión de la mita, eliminación de grandes haciendas, abolición de aduanas y alcabalas, libertad de comercio.



Seis libros de Túpac Amaru escritos por autores extranjeros. El argentino Boleslao Lewin, al parecer, es el más interesado en Túpac Amaru de todos, puesto que ha escrito varios libros sobre el líder indígena, que además, cuentan con varias ediciones. Tenemos también libros de los españoles Omar Sevillano y María Luisa Laviana y Carlo Caranci, así como del mexicano Charles River y la argentina Marisa Gallego.


La rebelión de Túpac Amaru fue un movimiento protonacional que busco acabar con el antiguo régimen colonial. Charles Walker afirma que: “la invocación de José Gabriel al Rey de España, y la idea de erigirse en nuevo emperador no debe ser rebajada con calificativos de retrógrada o conservadora, pues resulta anacrónico el cuestionamiento de la naturaleza política del movimiento con el argumento de que no defendía algún  tipo de plataforma republicana”. El autor añade: “en ese momento, casi una década antes de la revolución francesa, la idea republicana apenas si estaba incluida en el discurso político de los Estados Unidos (…) no existía una clara alternativa postcolonial: Túpac Amaru intentaba construir una”.

Con la promoción del gobierno militar, Túpac Amaru II pasó de ser un personaje histórico solo conocido por un reducido círculo de intelectuales, a ser no solo, el símbolo de la llamada revolución velasquista, sino también en el epónimo de la "raza peruana", en el símbolo de la peruanidad y en uno de los personajes más reconocidos de la historia nacional. Sobre sus motivos, ya mencioné que si bien, empezó como una protesta ante las reformas borbónicas, parece que progresivamente fue cambiando hacia la defensa de los interesas de la masa indígena, explotada por las autoridades coloniales. Quien sabe si esa experiencia vivida en Lima, tratando de hacer que le reconozcan el título nobiliario al que aspiraba, le hizo virar el objetivo de su posterior levantamiento. Posiblemente vio que para las autoridades españoles, él era un indio más, sin importar su cargo, su dinero o su linaje. Al fin habría conocido la realidad y eso le habría ayudado a tomar conciencia. 

Sobre la idea de querer proclamar una 'monarquía neoincaica', era pues algo lógico. Empecemos porque en el siglo XVIII no se conocía en el mundo una forma de gobierno distinta a la monárquica. El debate internacional era sobre qué tipo de monarquía adoptaría un reino: absolutista (como en la mayoría de países de esa época) o parlamentaria (como en Inglaterra). La República era apenas una teoría propuesta por los filósofos de la Ilustración como Voltaire, Rousseau y Montesquieu.  Por eso, no es de extrañar que el plan político del caudillo peruano haya sido una monarquía con tintes incaicos, donde él sería el emperador. ¿Habría utilizado el título de Inca? Posiblemente, no en vano, para lograr el apoyo de los indígenas cambió su nombre original de José Gabriel Condorcanqui por el del último inca de Vilcabamba, Túpac Amaru, hijo de Manco Inca, que después de ser derrotado, fue decapitado por órdenes del virrey Toledo. Al autonombrarse como el último inca rebelde, tácitamente se estaba presentando como la reencarnación de éste; el Inkarri, el salvador, que todos esperaban. Eso es lo que le da un carácter mesiánico a su rebelión. 

Una duda que alguien podría plantearse es, ¿por qué no utilizó el nombre de Atahualpa, que fue el inca que gobernaba cuando Pizarro inició la invasión al Tawantinsuyo? Se cree que, habría visto la experiencia fallida de otro rebelde indígena, Juan Santos Atahualpa, quien usó el nombre del usurpador, no logró conseguir el apoyo que esperaba para rebelarse contra el virreinato. Lo que sostienen algunos historiadores como Medardo Purizaga, es que, el nombre de Atahualpa no tenía mayor significación entre los indígenas andinos, puesto que no lo reconocían como legítimo heredero, a diferencia de Túpac Amaru, que siendo hijo de Manco Inca,tenía linaje real. José Gabriel adoptó entonces el nombre de Túpac Amaru (conocido como Tupac Amaru II por los historiadores) y el pueblo lo siguió.


Colección pictórica del artista cusqueño Antonio Huillca que muestra distintos momentos de la vida y rebelión del caudillo de Tinta con impactantes imágenes en tonalidades rojas y anaranjadas, que pueden resultar chocantes para el espectador.



LAS CAUSAS DE LA DERROTA
Uno de los prejuicios sobre esta época es presentar a los indígenas como un grupo homogéneo o indiferenciado. La sociedad colonial fue muy compleja, y los grupos indígenas estuvieron divididos por conflictos regionales, étnicos y de clase. El levantamiento de Túpac Amaru, “nunca llego a ser un movimiento anticolonial multiétnico” (Walker: 2004). Los antagonismos entre los nobles o caciques cusqueños fueron sin duda un factor de peso en la derrota de la rebelión sureña. Los intereses, prebendas y prerrogativas se impusieron en un escenario de conflictos permanentes por el reconocimiento de derechos entre los descendientes o supuestos descendientes de los incas. Esto sumado a otros importantes factores tales como: la dispersión de los pueblos indígenas, el tibio apoyo de otros grupos sociales (mestizos, criollos, negros), así como la oposición de la iglesia, la superioridad militar española y los errores estratégicos de los rebeldes; se explica el resultado final de la gran rebelión. Jerarquizar todas las causas es complicado, pero sin duda la primera mencionada es la más mentada y menos comprendida.

Si su insurrección fue tan grande, ¿por qué fue derrotada? Creo que no se le puede reducir a una sola causa. Tradicionalmente se dijo que la superioridad militar y estratégica del visitador Antonio de Areche fue la razón de su derrota, pero sería algo muy simple. La historia nos da muchos ejemplos de multicausalidad, ya que suele ser la confluencia de muchos factores lo que determina un acontecimiento histórico, más aún los hechos bélicos. Así que la llegada de Areche no es la única causa de su derrota. Los factores internos podrían haber tenido un mayor impacto, porque al ser un movimiento tan grande, era difícil controlarlos a todos, especialmente a los aymaras, quienes demostraron ser mucho más violentos que los quechuas, atribuyéndoseles muchos de los sucesos vilentos de la rebelión. Actos violentos que terminaron por generar temor entre los criollos y mestizos, que en un momento sintieron simpatía por Túpac Amaru y que ahora apoyaban a las fuerzas realistas. La masacre de Sangarará habría sido la razón de tal cambio. Además, tenemos la traición de varios curacas, como Pumacahua, que se unieron a las tropas de Areche. 


Tal vez los dos monumentos más conocidos de Túpac Amaru. ambos bronces datan de 1970 y son de la autoría del escultor Joaquín Ugarte y Ugarte. En la primera fue representado de pie, con actitud solemne y decidida, a manera de juramentacion y sirvió de inspiración para que Etna Velarde pinte su célebre retrato. Forma parte del complejo escultórico del Parque de los Precursores y Próceres de la Independencia, ubicado en el distrito de Jesús María, junto a las esculturas de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Toribio Rodríguez de Mendoza y Francisco Vidal y los tres caballos desvocados ubicados delante. En la cima del monumento, un cóndor con las alas desplegadas, tal como se aprecia en la foto inferior derecha. El segundo monumento, es una estatua ecuestre ubicada en la Plaza dela ciudad imperial del Cusco, escenario de su revolución. Fue representado en pose de liderazgo, con el brazo en alto, enarbolando la rebelión, grito en pecho, en defensa de los oprimidos y en contra de la corona española. 


TÚPAC AMARU Y EL GENERAL VELASCO
El historiador Antonio Zapata, recuerda en un artículo titulado: “Generaciones e Independencia”, que fue Pablo Macera y otros autores de la generación del 50, quienes rescataron a la figura de Túpac Amaru II. En este interesante texto publicado por el Instituto de Estudios Peruanos, señala: “Gracias a su capacidad para dirigir una gran rebelión, Túpac Amaru fue elevado al pedestal de gran figura paradigmática del pasado combativo que caracterizaría al pueblo peruano. La historiografía había hallado al héroe perdido que fundamentaba una nueva narración de la independencia (…) Esa idea estaba clara en la historiografía nacional años antes de Juan Velasco. Pero, recién con el gobierno revolucionario de las FF. AA., Túpac Amaru fue elevado a la categoría de padre de la patria, verdadero fundador de la emancipación americana (…) Pero, luego cayó Velasco y se derrumbó el edificio del nacionalismo militar. Sus principales proyectos y mensajes se desacreditaron y Túpac Amaru fue relegado. El de Velasco ha sido un gobierno sin continuadores y nadie lo ha reivindicado ni salvado a las figuras que fueron proyectadas en ese tiempo. Por el contrario, los héroes de Velasco han acabado siendo detestados por una buena parte de la opinión pública. Pocos años después, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomó el nombre y figura del cacique de Tungasuca para sumarse a la violencia desatada previamente por Sendero Luminoso. Con ello, el héroe Túpac Amaru volvió a perder ante la opinión pública, porque su nombre quedó asociado a la violencia de los tenebrosos años ochenta”. 


El general Juan Velasco Alvarado, presidente de la República, en una actividad pública, dando un efervescente discurso con la imagen de Tupac Amaru tras de él. Acá el caudillo aparece rompiendo cadenas, como si de un esclavo se tratara, cuando bien sabemos, que nunca se encontró en tal situación. Claro que no debemos entender el dibujo en forma literal, sino más bien, en forma simbólica, interpretando el mensaje que quiere dar. Al costado vemos la imagen más usada de Tupac Amaru, diseñada por el artista Jesús Ruiz Durand, y que sirviera como símbolo de una de las instituciones más poderosas del régimen velasquista, el SINAMOS (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social). 


Coincidentemente la historiadora Cecilia Méndez en una entrevista reciente ha indicado que: “la historia hegemónica y las narrativas actuales han desaparecido a Túpac Amaru del discurso de la independencia, que se cuenta como si fuera obra de los criollos. Es interesante ver que el héroe oficial se ha convertido en proscrito, a pesar de que todavía existe una pintura de Túpac Amaru en el Palacio de Gobierno, y de que hay una resurrección de su imagen en el ámbito popular”.

El gobierno de Juan Velasco Alvarado, fue un periodo de nacionalismo militarista, que generó a su vez una nueva narrativa histórica nacional, una de corte indigenista, popular y reivindicativa. Si bien es cierto Túpac Amaru no ocupa el lugar central de antaño; no es un personaje menor en el imaginario histórico vigente, ya sea en las escuelas, así como en la esfera política. Lastimosamente el odio y rencor hacia el reformismo de izquierda encarnado en Velasco se ha proyectado en el rebelde cusqueño, como se evidencia en el artículo citado al inicio de este texto.

La historia es un instrumento político del nacionalismo, así como también lo es para los grupos conservadores u oligárquicos. Túpac Amaru no puede verse bajo los anteojos de la derecha e izquierda política, sino bajo la mirada reflexiva y crítica de la historia.

¿Con qué acontecimiento inicia nuestro proceso emancipador? Eso es algo que ha despertado polémica por varios años. Y eso ha influido también para que el 2021 se haya conmemorado el bicentenario de nuestra independencia, a diferencia de la mayoría de nuestros países vecinos, quienes la lograron casi por el mismo tiempo que nosotros, pero que celebraron su bivcentenrario entre el 2009 y el 2010, y es que no tomaron en cuenta la fecha exacta de su proclamación pública (que acá la hizo San Martín un 28 de julio de 1821), sino que tomaron en cuenta el inicio de su lucha emancipadora, mayoormente con la formación de sus respectivas juntas de gobierno. En nuestro caso, si consideramos a la rebelión de Túpac Amaru II como el inicio de la lucha emancipadora, entonces se debió celebrar el bicentenario en 1980, pero, como se dice en el artículo, muchos consideran la independencia como un producto meramente criollo, por lo tanto, la insurrección de Túpac Amaru y todos los levantamientos indígenas quedan fuera. Una injusticia.


Tupac Amaru es uno de los personajes históricos al que más billetes se le ha dedicado. Los dos primeros corresponden al gobierno militar y lo representan con la imagen clásica, con sombrero de ala ancha, sacó y cabello suelto. Esta imagen, en algun momento estuvo exhibida en Palacio de Gobierno. El último billete, de 500 soles, entró en circulación durante el segundo gobierno de Fernando Belaunde y estuvo vigente hasta los primeros años del gobierno de Alan García, cuando los devaluados soles fueron reemplazados por los Intis. El diseño tuvo como referencia el cuadro de Teodoro Núñez Ureta. 



REFLEXIONES FINALES
Si bien es cierto que los regímenes revolucionarios buscan adecuar el pasado a sus intereses, no es menos cierto que a veces visibilizan espacios que la historia oficial no toma en cuenta o ignora convenientemente. Túpac Amaru II, fue el símbolo del velasquismo y la segunda fase del gobierno militar; encajo con el espíritu antiimperialista y populista de aquellos años. No es raro que los herederos de las viejas oligarquías sientan aún aversión por José Gabriel Condorcanqui, así como a su continuación expresada en la figura del general Velasco.

Tupac Amaru y su gesta revolucionaria también han sido publicados en formato de historieta. Los dos primeros, escritos e ilustrados por el reconocido dibujante Juan Acevedo y que, para el Bicentenario, fue reeditado, con auspicio del gobierno, en un solo volumen. El siguiente es una biografía ilustrada, editada por el historiador argentino Felipe Piga y el último, en formato cómic, en 1957 fue publicada su vida por la editorial mexicana Ediciones Recreativas S.A.


Ediciones Recreativas S.A. se especializó en presentar biografias de importantes personajes américanos, asi como episodios históricos, mitos y leyendas de nuestro continente desde 1956. Años después, cuando se transformó en Editorial Novaro, fue publicada por la poderosa empresa de comics.



Una acusación frecuente contra ambos personajes es la de resentidos y vengativos; ciertamente un juicio que responde más a pasiones u odios que a meditación imparcial. Túpac Amaru y Velasco removieron las estructuras sociales de sus épocas y representaron la mayor revolución política de sus tiempos. Es cierto que Túpac Amaru II, ha sido mitificado y merece ser historizado, sobre todo para el gran público. Por ahora se corre el riesgo, simplemente, de caer en funestas leyendas blancas o negras sobre su significado en la historia peruana.

Sin duda alguna, la señora Marta Meier Miró Quesada, no aporta nada en ubicar históricamente a Túpac Amaru II, y sólo alienta, las viejas divisiones y rencores político-sociales de antaño.

 

 

Video de "Sucedio en el Perú" del 2009, donde el historiador y conductor Antonio Zapata reflexiona sobre la rebelión de Túpac Amaru II en una amena conversación con el actor Giovanni Ciccia.

  


Como podemos ver, Túpac Amaru es uno de los favoritos de la historiografía peruana.



A MANERA DE CONCLUSIÓN
Por más que muchos intenten desmerecer al caudillo del siglo XVIII, es indudable su contribución a la independencia peruana, y si bien no la consiguió, no se puede negar la importancia de su movimiento, por más que lo haya tomado como símbolo la izquierda, tanto Velaco como el MRTA. Méritos no le faltan. Fue el primero en hablar de independencia, de ofrecer la abolición de la esclavitud y pionero de la igualdad de género, pues permitió a las mujeres asumir un rol importante en su rebelión y no solo como apoyo. Su esposa, Micaela Bastidas no solo era su esposa, sino que apoyaba en la dirección de las tropas, la obtención de recursos y el planeamiento de las estrategias. Otras mujeres importantes en la rebelión fueron Tomasa Tito Condemayta, Cecilia Túpac Amaru y Bartolina Sisa. Además, se ha filmado una película, una miniserie histórica, un par de documentales en cable y varios videos en You Tube, nacionales e internacionales, sobre su vida y su rebelión.

Nada mal para un personaje olvidado por casi 200 años, que ingresó a la historia oficial hace apenas 50.


 TÚPAC AMARU, película de 1984, dirigida por Federico García y protagonizada por Reynaldo Arenas.



Algunos de los videos nacionales e internacionales que sobre Túpac Amaru se encuentran en internet.



 

__________________________

FUENTES:
"El verdadero rostro de Túpac Amaru" - Leopoldo Lituma Agüero
"La gran rebelión de Túpac amaru" - Canal Encuentro
"Obras de arte y turismo monumental" - José Antonio Gamarra Puertas
"Túpac Amaru" - Sucedió en el Perú
"Un siglo de rebeliones coloniaales" - Scarlett O'Phelan