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Arriba: Recreación del atentado de Miraflores
Abajo: José Carlos Melgar antes de ser
condenado a cadena perpetua |
EL AÑO DE LA BARBARIE
Con ese
nombre se conoce al año de 1932, por la cantidad de hechos violentos en los que
el APRA tuvo el rol principal junto a las FF.AA. Y si bien, el partido aprista
nunca reconoció el gobierno de Sánchez Cerro, éste tampoco hizo nada por
apaciguarlo; por el contrario, desencadenó la represión más violenta que se
haya visto hasta el momento, tomando características de una guerra civil no
declarada.
EL ATENTADO DE MIRAFLORES
El año se
inicia con manifestaciones apristas exigiendo la renuncia del Presidente y
protestando por la clausura de sus locales y el cautiverio de sus militantes.
El 6 de febrero muere en el Hospital Naval del Callao el expresidente Augusto
B. Leguía, como consecuencia de los malos tratos recibidos cuando se encontraba
confinado en la Penitenciaría de Lima. Exactamente un mes después, el domingo 6
de marzo, Sánchez Cerro es víctima de un atentado al salir de la iglesia de
Miraflores, perpetrado por el militante aprista José Carlos Melgar. Aunque este
dijo que actuó por su cuenta, el gobierno responsabiliza a Haya de la
Torre de ser el autor intelectual, por lo que es confinado en la
Penitenciaría de Lima (6/05/32)
LA
SUBLEVACIÓN DE LOS MARINOS
Al día
siguiente de su captura, los marinos de los cruceros Grau y Bolognesi se
sublevan e intentan apoderarse de uno de los submarinos, esperando el apoyo del
resto de los miembros de la Marina de Guerra, que por el contrario,
procedió al abordaje luego de atacarlos a cañonazos y de bombardearlos. Se
halló como responsable al marino Eleuterio Medrano, quien junto a los
amotinados, fue fusilado en la isla San Lorenzo el 8 de mayo. A pesar del
tiempo transcurrido, no se sabe con seguridad la razón de tal amotinamiento,
para algunos eran comunistas, mientras que para otros, eran apristas. Tal vez nunca se sabrá.
Arriba a la izquierda: Exequias del presidente Leguía. Abajo: Eleuterio Medrano y los marinos sublevados.
Derecha: Momento en que los marinos son conducidos a la Isla San Lorenzo para ser ejecutados.
LA REBELIÓN
APRISTA DE TRUJILLO
Fue sin duda la Rebelión de Trujillo, el
acontecimiento que marcó la década. Llevada a cabo por Agustín Haya de la
Torre, hermano del líder aprista y a quien los sublevados nombraran
Prefecto de la ciudad- y miles de militantes que armados, asaltaron el cuartel
O’Donovan de esta ciudad, el 7 de julio de 1932, y que al no tener el apoyo esperado, quedaron aislados. Los sublevados resisten dramáticamente el
bombardeo de la aviación sobre la ciudad -en lo que fue el debut militar
de la Fuerza Aérea Peruana- y la incursión de soldados y tanques enviados
desde Lima y Lambayeque, así como de los grupos paramilitares creados por el
Ministro de Gobierno y líder del partido Unión Revolucionaria Luis A. Flores,
al cual apodaban “El Mussolini Peruano” por las simpatías públicas
que sentía por el Fascismo italiano.
A los dos
días, el Ejército toma la ciudad casa por casa. Tal brutalidad provoca la
exaltación del pueblo, que en la madrugada del 10 de julio ingresa
violentamente al cuartel y lincha a los militares que los rebeldes apristas
tenía como rehenes. Por su parte, el Ejército fusila sin piedad, en el centro
arqueológico de Chan Chan a por lo menos, un millar de apristas, según
testimonio del mismo Flores, aunque cálculos más recientes aumentan a 5 000 el
número de víctimas, incluyendo a los desaparecidos.
Escenas de la Rebelión de Trujillo. El asalto de la ciudad por las FF.AA, el traslado de los apristas capturados a la ciudadela de Chan Chan, donde fueron ejecutados sumariamente.
Tal
derramamiento de sangre, acabó con el respaldo popular que tuviera Sánchez
Cerro, que desde ese momento, apoyaría incondicionalmente al APRA. Nuevamente
Haya de la Torre es acusado de haber planeado –desde la cárcel- la
rebelión aprista de Trujillo, por lo que es condenado a muerte, pena que sería
cambiada por exilio debido a la presión internacional de algunos de los
intelectuales más destacados de la época como Albert Einstein, Gabriela Mistral
y Bertrand Russell.
Sofocada la rebelión, los muertos se contaban por cientos, incluso miles. Fueron tantos que muchos tuvieron que ser enterrados en fosas comunes, pues los cementerios no se daban abasto.
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Pobladores de Leticia exigiendo su
reincorporación al Perú |
EL CONFLICTO CON COLOMBIA
Ese mismo año se cumple el décimo aniversario de la entrega
del Trapecio Amazónico a Colombia y los pobladores de la ciudad de Leticia se
apoderan de la plaza de la ciudad exigiendo su reincorporación al Perú con el
izamiento del pabellón nacional y la entonación de nuestro himno patrio. Como
son fuertemente reprimidos por el ejército colombiano, Sánchez Cerro decide
acudir en su ayuda, produciéndose algunos enfrentamientos en Güeppí y Puerto
Meléndez. La guerra era inminente cuando el Presidente es asesinado. Su
reemplazante, el General Benavides, retira la desmovilización de las tropas
peruanas y reconoce el tratado Salomón-Lozano para lograr la paz. Ante tal
orden, el 28 de junio de 1933, como protesta por la entrega de Leticia a
Colombia, las tropas del Ejército en Iquitos se sublevan, pero al no tener el
apoyo esperado, son rápidamente reprimidos. Sus líderes fueron sometidos a
corte marcial y ajusticiados.
EL FIN DE SÁNCHEZ CERRO
Los hombres violentos siempre tienen un fin violento, parece ser la frase que mejor describe a lo que le pasó a Sánchez Cerro, pues al año siguiente, cuando se encontraba pasando revista a las tropas que partirían a la frontera norte para recuperar el Trapecio Amazónico, fue asesinado en el hipódromo de Santa Beatriz por un militante aprista. El general Oscar R. Benavides lo reemplazó en la presidencia hasta 1939.
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Izquierda: Sánchez Cerro poco antes de partir a su destino final. Al centro: Su funeral. Derecha: Óscar R. Benavides
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A manera de conclusión reproduzco una opinión de Daniel Parodi "Pasando a los hechos, la revolución de Trujillo se ubica en el contexto de la Crisis Mundial de 1929. En dicha coyuntura las haciendas aledañas a la capital norteña fueron muy afectadas por la baja en la demanda del azúcar, la que generó drásticas reducciones de salarios, altos índices de desempleo y una cargada atmósfera de malestar social. A nivel interno la insurrección remite a la irrupción de las masas en la política, la que fue impulsada por el Apra. Ciertamente, la causa inmediata del levantamiento fue la implacable represión del gobierno de Sánchez Cerro, responsable de una serie de violentos ataques contra locales del PAP, de la deportación del pleno de la CPA y de la prisión de Haya de la Torre, quien fue arrestado el 6 de mayo de 1932. Estos acontecimientos fueron el detonante de la revolución aprista-popular del 7 de julio del mismo año, y la llamo así porque la cúpula del PAP se encontraba presa, incomunicada o exiliada, por lo que no participó directamente en la organización del levantamiento".
HISTORIOGRAFÍA
El tema de la rebelión aprista de Trujillo no ha sido muy estudiado por los historiadores peruanos, sin embargo existen una pocas publicaciones, entre ellas, El Año de la Barbarie. Perú 1932, de Guillermo Thorndicke, donde a manera de novela se recrean los sangrientos acontecimientos ocurridos en la capital liberteña; Historia de la Revolución de Trujillo de Alfredo Rebaza Acosta y más recientemente, La Insurrección de Trujillo, obra póstuma de Margarita Giesecke, publicada el 2012.
Algunos de los libros que se han ocupado del tema. El primero es un pequeño ensayo de 1966, seguido de una novela histórica, el tercero es un estudio histórico publicado apenas dos años después de los sucesos de Trujillo y finalmente, la más reciente publicación sobre el tema.