Nació en
Huánuco, el 18 de
diciembre de 1825.
Era hijo de Ignacio
Prado (¿? -
4/5/1833) y Francisca Ochoa
Tafur (¿? - 1827),
miembros de una
familia de escasos recursos económicos.
Se cree que Ignacio Prado nació en el pueblo de San Damián, en la
provincia de Huarochirí. Era hijo
de Juan
Prado. No se
puede precisar si el apellido de la madre era Zoroastúa
o Ballayro. Francisca Ochoa
era natural de Huánuco. Contrajeron matrimonio el 5 de
junio de 18042. Su madre
falleció en mayo
de 1827, cuando Mariano
Ignacio Prado era poco más que un bebe. Las dificultades de la infancia se le acrecentaron
pues su padre murió, quedando él en la orfandad
absoluta, a los escasos 7 años de edad,
hecho agravado porque
la situación económica de su
progenitor le impidió
dejar a sus vástagos herencia alguna. Hizo sus estudios escolares en Huánuco. En
medio de limitaciones económicas pasó su infancia y juventud. Se dedicó a
algunas actividades comerciales para asegurar su subsistencia y a realizar
algunos trámites judiciales sin poseer título de abogado. No era miembro de
Ejército sino más bien de la Guardia Nacional, donde tenía el grado de capitán,
lo que solo le proveía algún ingreso cuando esta era convocada por las
autoridades políticas a fin de asegurar el orden público. (*)
(*) Al propósito del tema,
el doctor Francisco
García Calderón Landa en
su Diccionario de la legislación
peruana define la Guardia Nacional: “Se da este nombre a los cuerpos formados
de todos los ciudadanos que, sin estar sujetos al estricto servicio que
prescriben las ordenanzas, se ejercitan periódicamente en el manejo de las armas;
y pueden emplearse, en caso preciso, en conservar el orden y cuidar de la
seguridad pública. Suele darse también a la Guardia Nacional los nombres de
milicias, guardia civil y fuerza cívica, porque los individuos que hacen parte
de ella no renuncian sus ocupaciones cotidianas y solo se ocupan
del ejercicio militar en días
determinados” (García Calderón, Francisco, Diccionario de la legislación
peruana, tomo II, p. 228. Lima, Imprenta del Estado, 1862).
La Guardia Nacional
estaba regulada por la Constitución Política y por la ley del 2 de
marzo de 1857,
que modificó las
normas anteriores. En
su artículo 1 ordenaba:
“La Guardia Nacional
se compone de
todos los varones
que la Constitución reconoce como
peruanos, excepto los ordenados in sacris, los que hubieren hecho votos
monásticos, los menores de diez y ocho años,
los mayores de
sesenta, los valetudinarios, los
inhábiles y los individuos del Ejército y la Armada en
actual servicio”. El artículo 28
añadía: “La Guardia Nacional está
obligada a defender la soberanía de la nación, la integridad de su territorio,
la Constitución y las leyes; a conservar el orden público y a desempeñar los
demás actos del servicio en el modo y según las reglas que esta ley
prescribe”. Cada cuerpo
de la Guardia
Nacional tenía un
teniente coronel, un
sargento mayor y la dotación de oficiales y clases de tropa que requiriese.
El teniente coronel, el sargento mayor y los ayudantes eran elegidos por
sus miembros. Los capitanes, tenientes primeros y segundos, y los subtenientes
eran elegidos por los miembros de
cada compañía. Este
último era el
caso del capitán
de la Guardia Nacional
Mariano Ignacio Prado.
Para los cargos
de subteniente a capitán se solicitaba como requisitos saber
leer y escribir y poseer una renta de 300 pesos, mientras que para los grados
de mayor a coronel la renta se debía elevar a 500 pesos. Durante el gobierno del Presidente
Constitucional de la República, general José Rufino Echenique, estalló en
Arequipa una revolución liberal, encabezada por el Gran Mariscal Ramón Castilla
(1854). Echenique y sus principales colaboradores fueron acusados de corruptos,
principalmente por la llamada consolidación de la deuda del Estado. Prado se
unió a Castilla, integrándose al regimiento Lanceros de la Escolta, siendo
ascendido a teniente coronel. El 5 de enero de 1855 en la batalla de La Palma
(Surco) Castilla logró la victoria definitiva sobre las tropas
gobiernistas y asumió
el Mando Supremo
como Presidente Provisorio
de la República. El 5 de febrero
el gobierno convocó a elecciones para la Convención Nacional, la que se instaló
el 14 de julio siguiente. Mariano Ignacio Prado fue elegido Diputado
por la entonces
provincia de Huánuco,
que dependía del departamento de Junín. Sin embargo, seis meses después solicitó
licencia al Poder Legislativo y se
reintegró a su regimiento. El 13 de octubre de 1856 la Convención Nacional
aprobó una nueva
Constitución Política, de
carácter marcadamente
liberal, la que
limitó las atribuciones
del Jefe del
Estado –estableció la vacancia de
la Presidencia de la República por atentar contra la forma de gobierno o
disolver el Congreso, recortó el período gubernamental de seis a
cuatro años, creó
el Consejo de
ministros, etc.–; suprimió
los fueros eclesiásticos, los
diezmos y las primicias; abolió la pena de muerte; estableció el
6 quien era hijo del ingeniero Augusto Tamayo
Chocano y de Guillermina Möller Sojo Vallejo. Manuel Tamayo fue un destacado
médico e investigador, autor de numerosas publicaciones sobre salud pública, la
verruga y otros temas de su especialidad, quien falleció de peritonitis. Luego
de este hecho Rosa Prado decidió consagrar su vida a Dios y profeso de
religiosa, como hermana de la Comunidad del Sagrado Corazón. Josefa
Prado Ugarteche (Lima,
9/12/1878 - 1881):
Fue bautizada en el
adoratorio del Palacio de Gobierno, el 12 de enero de 1879. Jorge Antonio Prado Ugarteche (Lima,
13/5/1887 - 29/7/1970): Fue bautizado en la Parroquia de El Sagrario, en Lima,
el 30 de mayo de 1887. Junto con sus hermanos Javier y Manuel apoyó al coronel
Óscar Raymundo Benavides Larrea
cuando éste decidió
deponer al Presidente
Constitucional de la República,
Guillermo Billinghurst Angulo,
el 4 de
febrero de 1914.
Sin embargo, cabe precisar que Billinghurst estaba proyectando romper el
Estado de Derecho y disolver al Congreso que lo había elegido Presidente porque
no contaba con una mayoría parlamentaria oficialista. Diputado por las provincias
de Lima (1917) y Dos de Mayo (1919). Presidente del Consejo de Ministros y
Ministro de Gobierno y Policía (1933 - 1934); candidato a la Presidencia de la
República en 1936
y embajador y
ministro plenipotenciario en
Brasil e Inglaterra. Casado con
Grace Flinders. El ingeniero
Manuel Carlos Antonio
Prado Ugarteche (Lima,
21/4/1889 - 15/8/1967): Fue bautizado
en la Parroquia de El Sagrario, en Lima, el 3 de junio de 1889. En dos
ocasiones fue elegido Presidente Constitucional de la República (1939 - 1945 y
1956 - 1962). Contrajo matrimonio con Enriqueta Garland Higginson, en su
oratorio particular, el 19 de enero de 1914. La novia era hija de Guillermo
Garland von Lotten y Elsa Higginson Carreño. Fruto de esta unión fueron sus hijos
Manuel y Rosa Prado Garland. El 19 de junio de 1958, luego
de divorciarse, contrajo
un segundo matrimonio
con Clorinda Mercedes Málaga
Bravo (3/9/1905 -
1993), quien era
hija del ingeniero
y empresario minero Fermín Málaga Santolalla (1869 - 1964) y Clorinda
Bravo Bresani. Fue Diputado
por Huamachuco (1919).
Por su oposición
a la reelección del Presidente
Augusto B. Leguía tuvo que partir al exilio. Regresó al país en 1932. Fue
presidente de las Empresas Eléctricas Asociadas y del Banco Central
de Reserva. En dos oportunidades
fue elegido Presidente Constitucional de la República
(1939-1945 y 1956-1962). En las
elecciones de 1862 fue elegido Presidente Constitucional de la República el
mariscal Miguel San Román, quien falleció a los pocos meses de iniciada su
gestión. Al hallarse ausentes de la capital los dos vicepresidentes –el Primer Vicepresidente, general
Juan Antonio Pezet,
en Europa; y
el Segundo Vicepresidente, general
Pedro Diez Canseco
Corbacho, en Arequipa–
el mariscal Castilla se encargó interinamente del Mando Supremo. El 10
de abril fue relevado por Diez Canseco, quien estuvo encargado hasta el 5 de
agosto, fecha en que
Pezet asumió la
Presidencia. Le tocó
enfrentar la grave
crisis internacional ocasionada por la agresión española a nuestro país.
En agosto de 1862 partió de Cádiz una “expedición científica”, transportada por
una escuadra española, conformada por
cuatro buques de
guerra, con destino
a América.
tuvo sin duda su origen en el patrimonio mal
habido del general Mariano Ignacio Prado” (*).
McEvoy concluye que… “Desde minas
hasta inversiones inmobiliarias, pasando por un banco, el balance patrimonial
del ex prefecto de Arequipa, calculado luego de la Guerra del Pacífico en 70
millones de dólares, es impresionante. Las adquisiciones, debidamente
documentadas por García
Belaunde, son producto de una
habilidad para los negocios inusual entre los militares peruanos que,
como hemos señalado,
morían pobres.
* García Belaunde, Víctor Andrés, El expediente Prado, p. 450. Fondo
Editorial de la Universidad de San Martín de Porres, Lima, 2014. 29 El autor
muestra parte de la escritura pública en que aparecen las cifras referidas a la
venta final de las minas de Prado en Chile por 175,000 libras esterlinas. Su
valor actual, según expertos en el tema,
ascendería a más
de 300 millones
de dólares. Hay,
asimismo, un texto
en que Thomas North dice haberlas
comprado. Y esto incluía el muelle en Laraquete, el ferrocarril, las bodegas,
etc. Lo que ha faltado investigar es a quién y por cuánto vendió Prado sus
minas en Bolivia (Caracoles), la
isla Juan Fernández,
su barco Concepción
y sus casas en
Viña y en Caupolicán. (Esta
procede de la obra que se cita). 30
Prólogo a la
obra de Víctor
Andrés García Belaunde,
El expediente Prado,
p. 21. Fondo Editorial de la Universidad de San
Martín de Porres, Lima, 2014. 31 Artículo elaborado por Fernando Ayllón
Dulanto. Sitio Web del Museo del Congreso y de la Inquisición.
Es, también, bastante inusual la estrecha
relación que Prado sostiene con los políticos chilenos, a
quienes el jefe
de Estado hace
confidencias que aún sorprenden. Y es que para un hombre
forjado en una realidad donde lo público y lo privado se imbricaban resultaba
muy normal confiar secretos de
Estado al amigo
personal, olvidando que
este era el
potencial enemigos de la nación a la que el no solo representaba, sino
que también debía proteger. Porque para quien salió a comprar barcos en una
guerra que se estaba perdiendo y, además, nunca rindió cuentas precisas del
dinero que el
Estado peruano le
asignó, los asuntos del
gobierno se resolvían a título
personal”. El martes
28 de julio
de 1874, al asumir la
Presidencia de la
Cámara de Diputados, durante la
sesión de instalación de la Legislatura Ordinaria, el general Mariano Ignacio
Prado Ochoa, pronunció las siguientes palabras: PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE
DIPUTADOS, GENERAL MARIANO IGNACIO PRADO OCHOA
Señores: Hoy es el gran día de la
Patria, de esta Patria que fundó el ilustre San Martín; y que nosotros,
Representantes del pueblo,
debemos consolidar. Ella
viene atravesando por rudas pruebas. Dios quiera seamos tan patriotas y
tan dichosos que podamos guiarla a la prosperidad. En el nombre de Dios
Todopoderoso se abren las sesiones
de la Cámara
de Diputados del
Congreso Ordinario de 1874.