EL ORIGEN DE LA VIDA
1. Imaginad un
mar de fuego, extenso, extensísimo... tanto que ocupa prácticamente todo el
universo, hasta sus confines infinitos. Pero en este mar incandescente no reina
la calma, antes al contrario, su superficie, su esencia, se agita, bulle,
burbujea... y las burbujas se separan del núcleo, comienzan a enfriarse... es
el origen de los planetas.
2. Las
salpicaduras, las "gotas" enormes desprendidas del núcleo de fuego, se
van enfriando al quedar aisladas en su incesante giro en torno al centro
todavía en llamas. Una de ellas, la tercera a partir de ese centro citado,
reduce su temperatura a 4.000 grados centígrados y los gases pasan del estado
gaseoso al líquido. La Tierra es una esfera líquida girando en torno al Sol,
pero su superficie es un hervor constante de silicatos y carburos... con
terribles tempestades electro-magnéticas.
3. El calor de
la corteza evapora los gases, que al ascender se enfrían de nuevo y caen en
forma de lluvia. La temperatura desciende a los 2.000 grados centígrados. El
hierro, semi-sólido, se hunde por su propio peso quedando en el centro de
nuestro joven planeta. Los silicatos y carburos se solidifican, formando una
corteza, mientras que los gases, sacudidos por millones de tormentas, comienzan
a componer el manto de la atmósfera.
4. Pasan
cientos de millones de años. Una porción del planeta se ha separado y gira
cerca, enfriándose con mayor rapidez: es lo que luego llamaremos Luna.
Mientras, el oxígeno y el hidrógeno libres entre otros gases de la atmósfera,
se combinan y forman el agua. Y llueve. Pero la temperatura de la corteza
terrestre es tan alta que la lluvia se evapora incluso antes de tocar el suelo
y la Tierra se ve envuelta por una densísima capa de nubes que la mantienen en
la oscuridad.
5. Al seguir
descendiendo la temperatura, pudo condensarse el vapor acuoso cayendo sobre la
Tierra un diluvio que duró casi cuatrocientos millones de años. Las enormes
masas de agua aceleraron el enfriamiento del globo, inundándolo en gran parte.
La Tierra se estaba preparando para recibir ese fascinante misterio que es el
milagro de la Vida.
6. Pero hagamos un alto e, imaginariamente, tomemos un descomunal cuchillo y rebanemos un pedazo de la Tierra, como si se tratara de un queso de bola, para ver cómo está compuesta. La corteza exterior tiene una profundidad de unos 70 kms. Viene luego el Manto, más espeso y hondo, con unos 3.000 kms. Después encontraremos la Parte Exterior del Núcleo, con un grosor de 2.500 kms. Y por último, la bola interna del Núcleo Central o Nifé, cuyo radio es de unos 3.000 kms.
7. Cuando la
corteza terrestre se enfrió por primera vez, las lluvias torrenciales comenzaron
el desgaste incesante de la erosión entre el surgir eterno de montañas,
mientras infinidad de volcanes arrojaban constantemente lava de su seno,
fenómeno que se iría repitiendo a escala menor hasta nuestros días, como el
Vesubio, que en el año 79 de la Era Cristiana destruyó y sepultó Pompeya y
otras ciudades próximas.
8. ¿Y qué
habrá sido de las otras salpicaduras o "gotas" esparcidas por el
espacio? Con un rápido vistazo lo sabremos. La primera, la más cercana al
núcleo generador, al Sol, se llama Mercurio, está a 58 millones de kilómetros
del astro rey, es el planeta más pequeño del sistema y su temperatura actual es
de 255 a 410 grados. Se supone que carece de atmósfera y que en su superficie
no es posible la vida tal y como la concebimos nosotros.
9. La segunda
"gota" es Venus, de tamaño parecido a la Tierra. Dista del Sol unos
108 millones de kilómetros y tiene atmósfera, pero tan densa que nos impide ver
su superficie. La temperatura de sus nubes es de unos 150 grados, lo que hace
imposible la vida como la conocemos. Es el planeta más brillante y lo podemos
ver a simple vista en los crepúsculos, siendo conocida su existencia desde la
más remota antigüedad .
10. A
continuación de la Tierra, girando en torno a nosotros, está la salpicadura
"hija" de nuestro mundo: la Luna. La superficie lunar es un
conglomerado de partes brillantes llamadas "tierras" y de zonas
oscuras llamadas "mares", aunque se sabe que estos mares no contienen
agua, elemento inexistente en la Luna. Hay también cordilleras y una infinidad
de áridos cráteres. La fuerza de gravedad de la Luna es seis veces menor que la
de la Tierra.
11. La Luna
tiene la peculiaridad de que su tiempo de rotación es igual al de traslación en
torno a la Tierra, por lo que siempre nos presenta la misma cara. La cara
opuesta permanece en la oscuridad, en una larga noche de más de dos semanas.
Pero estas noches lunares son más luminosas que las que conocemos nosotros,
porque la Tierra, al ser mayor, refleja sobre la superficie lunar más cantidad
de luz solar, iluminando su yermo y accidentado paisaje.
12. Tras la
Luna, alejándonos del Sol, encontramos a Marte, con un volumen siete veces
menor al de la Tierra y con una serie de rayas cruzando su superficie, llamadas
"canales", que han hecho concebir esperanzas de que en su superficie
haya alguna clase de vida, especialmente vegetal. Tiene dos satélites
pequeñísimos: Deimos y Fobos, que más bien parecen dos rocas capturadas dentro
del campo de gravitación marciano.
13. A 777 millones de kilómetros del Sol está el mayor de los planetas de nuestro sistema: Júpiter; un gigante 1.300 veces mayor que nuestro mundo, con un diámetro de 140.000 kilómetros. Gira sobre su eje en sólo 9 horas 55 minutos, pero tarda más de once años en cubrir su órbita solar. Posee doce lunas y está formado por un núcleo sólido cubierto por una gran capa de gases, con una temperatura de más de 110 grados centígrados.
14. Saturno,
el planeta del triple y vistoso anillo, dista del Sol 1.417 millones de
kilómetros, tardando 2,9 años en cubrir su órbita solar. Está envuelto, al
igual que Júpiter, en una densa atmósfera de gases. Se calcula su temperatura
superficial en 114 grados bajo cero. Posee diez satélites, uno de ellos recién
descubierto. El triple anillo se supone formado por los restos de algún otro
satélite desintegrado a causa de cualquier ignota catástrofe cósmica. Su
diámetro ecuatorial es de unos 116.000 kilómetros.
15. El menor
de los cuatro grandes planetas es Urano, con un diámetro de unos 51.200
kilómetros, un volumen sesenta y cuatro veces mayor que la Tierra y dista del
Sol unos 2.900 millones de kms. Lo descubrió el astrónomo inglés W. Herschel,
en 1781. Completa su órbita en 84 años y tarda en girar sobre sí mismo algo más
de 10 horas. Se cree que está en estado gaseoso y su atmósfera se calcula en
150 grados centígrados bajo cero.
16. Neptuno
dista del Sol 4.470 millones de kms. Tiene un diámetro de 52.800 kms y completa
su órbita en 164,8 años, mientras que su rotación le lleva menos de 16 horas.
Leverrier calculó su existencia matemáticamente meses antes de que Galle lo
descubriera en su telescopio. Su atmósfera contiene metano en grandes
proporciones. Pese a la abundancia de formaciones volcánicas en actividad, su
temperatura superficial es de unos 200 grados bajo cero. Posee dos satélites.
18. Se está
cubriendo una etapa en este emocionante viaje al pasado. Si contempláis el
mapamundi de finales del período Pre-Cámbrico, veréis que la distribución de los
continentes en la Tierra era completamente diferente a la que estamos
habituados. Descontando las islas, existían tres masas de tierra: un continente
inmenso que abarcaba casi toda Europa y América del Norte, una zona reducida,
compuesta por Siberia y China, y una masa meridional, formada por América del
Sur, África, el sur de la India y Australia.
19. En la
Tierra, la temperatura ha continuado descendiendo. El agua de la lluvia se ha
condensado, formando mares y océanos, aunque sigue en todo el globo la
actividad ígnea y volcánica. Nacen las primeras rocas sedimentarias. Pero quizá
por algún fenómeno químico (en opinión de los sabios), aparecen los primeros
seres vivos, de una sola célula, que se desarrollan en aguas templadas,
haciendo acopio de fuerzas para lanzarse por el inacabable sendero de la
evolución.
20. Pronto,
bueno, relativamente pronto, las células vivas inician asociaciones o cambian
de forma, para adaptarse mejor al medio ambiente líquido. Así tenemos las
plánulas, especie de serpentinas; los protozoos o masas esféricas vivientes;
las esponjas, comenzando a delimitar los mundos vegetal y animal, y los
gusanos, seres elementalísimos, en nada parecidos a los que conocemos
actualmente.
21. En China,
Australia y Norteamérica se produce la primera glaciación, es decir, el suelo
se ve cubierto por una espesísima capa de hielo que dura miles de años. Las
formas de vida, entretanto, se van perfeccionando. Surgen los anélidos,
animales formados por anillos; aparecen los moluscos, los peces gelatinosos,
las medusas y los pólipos, enseñoreándose de los tibios mares no afectados por
la glaciación. Son los remotos antepasados de nuestros peces.
22. Los
radiolarios, cuyos esqueletos se han encontrado entre los fósiles del Período
Carbonífero, tuvieron su origen en el Pre-Cámbrico. Sus cuerpos tienen
esqueleto silíceo que, al depositarse en los fondos marinos, dan origen a la
formación de rocas silíceas. El núcleo estaba separado por una membrana y su
cuerpo aparecía rodeado por pequeños filamentos o pseudópodos que les permitían
moverse y alimentarse.
23. Si
contemplamos el mapa del mundo a finales del período Cámbrico, comparándolo con
el de finales del Pre-Cámbrico, advertiremos grandes diferencias. Las masas
continentales se han reducido a dos: una que ocupa la mayor parte de América
del Norte y el Polo, otra que abarca América del Sur, África, Europa (excepto
España), Asia y Australia. El mar se adentra en largas lenguas y el Atlántico queda
reducido a un extenso mar interior.
24. Los
Blastoideos o Pleosponjas vivieron durante 200 millones de años. Sus
fósiles se encuentran preferentemente en las riberas del Mississippi, aunque
estos pertenecen al período Devónico, pero se sabe que su existencia es muy
anterior. No medían más de uno a dos centímetros y permanecían sujetos al fondo
del mar hasta desprenderse cuando llegaban al estado adulto y pasaban a la vida
libre. Su cuerpo tenía forma de flor y estaba compuesto por trece placas
dispuestas de manera regular.
25. Finalizando
el Pre-Cámbrico apareció el Turbo Odius, antepasado de los caracoles, cuyos
descendientes aún pueblan los mares actuales. Sus conchas son nacaradas y
tornasoladas, en forma oval, poseyendo un manto muy voluminoso que con el
transcurso de los siglos se fue reduciendo hasta alcanzar las dimensiones de
nuestros días. Abundan los fósiles pertenecientes a períodos posteriores a su
aparición.
26. Los
animales han crecido y las cubiertas gelatinosas no bastan para protegerles o
sostenerlos. La evolución crea los esqueletos, pero no internos, sino externos,
en forma de placas más o menos articuladas. Hay un crustáceo artrópodo
(artrópodo = pies articulados), se le llama Trilobites por estar compuesto de
tres lóbulos y de una serie de anillos que oscila entre dos y veintinueve, lo
que permite al animal enrollarse sobre sí mismo. Su mayor tamaño fue de 10
centímetros.
27. Al
finalizar el Ordovícico, subdivisión inferior del período Silúrico, aparecen
nuevas formaciones fósiles en una triple zona que abarca los Balcanes, centro
de Europa y Groenlandia; otra que comprende Brasil, toda África, la parte
inferior de Asia y Australia, siendo la tercera faja la más reducida, pues se
extiende tan solo por Centroamérica y el oeste de los Estados Unidos. Las demás
partes permanecen cubiertas por el mar.
28. Animales
muy característicos de la Era Paleozoica, desde el período Cámbrico al
Silúrico, son los Graptolitos. Formaban colonias flotantes en el mar, aunque
también en ciertos casos permanecían fijos. A uno o a ambos lados del eje
central aparecían hileras de minúsculas vesículas en forma de copas. El tallo
poseía una tiesa vara, que a veces se prolongaba más allá de las ramificaciones,
taladrando las vesículas donde vivían los pólipos.
29. Los
cefalópodos (= animales con los pies en la cabeza), antepasados de nuestros
pulpos, adquirieron gran desarrollo en el Cámbrico. El Sactoceras, representado
en la figura, tenía una concha recta y cónica. A medida que crecía, el animal
construía una nueva celda en la parte anterior de la concha y tapiaba la
antigua, que quedaba vacía, así lograba a veces alcanzar una longitud de cerca
de cinco metros.
30. Crustáceos
de largo cuerpo cubierto de escamas, con un par de patas provistas de fuertes
pinzas y las cuatro o seis restantes de apariencia débil, excepto las dos
anteriores, algo más recias, los Pterigotos nadaban mediante ondulaciones, con
suave parsimonia exenta de brusquedades. Su época de máximo esplendor
corresponde al período Ordovícico o Silúrico Inferior. Fueron un antecedente
morfológico de los escorpiones.
31. Echemos
un vistazo al mapamundi de fines del Silúrico. Los continentes actuales
continúan bajo las aguas, produciéndose la deposición de grandes estratos
calizos, formados especialmente por arrecifes coralígenos. Los movimientos
orogénicos forman la Cadena Caledoniana, desde Escandinavia a España.
Australia, el Asia litoral, con la India, Persia, parte de Europa, África y las
Américas del Sur y Central, forman un enorme continente.
32. El
acontecimiento más notable del período Silúrico es sin duda, la aparición de
los Eurípteros o Escorpiones Gigantes, que llegaron a medir hasta tres metros.
Pero lo verdaderamente importante no es su tamaño, sino el hecho de ser los
primeros seres vivos con respiración pulmonar. La vida camina a pasos
agigantados hacia la madurez, surgiendo las primeras plantas terrestres,
mientras que en los océanos predominan los corales.
33. Pese a su
aspecto de lirios, los Crinoideos eran animales marinos. Se mantenían unidos al
fondo mediante pedúnculos. En torno al orificio bucal tenían multitud de
bracitos, con los que agitaban el agua para llevarse a a la boca partículas de
alimento en suspensión. El lirio de mar era incapaz, por naturaleza, de huir de
sus enemigos; como defensa poseía una concha de estimable espesor, que es la
que ha llegado fosilizada hasta nuestros días.
34. Uno de
los fósiles más célebres, porque su aparición entre las capas sedimentarias
ayuda en mucho a establecer la edad de los terrenos, es el Amonites, cefalópodo
antecesor del actual Nautilus, con concha enrollada, lo que le permitía moverse
más fácilmente que los Sactóceras. Los tentáculos alrededor de la boca le
permitían capturar alimentos y arrastrarse, en vez de nadar, o dejarse llevar
por las corrientes marinas.
35. El Cefalaspio
destaca por la dura armadura ósea de su cabeza, que en algunas especies llega a
medir hasta más allá de la mitad del cuerpo, con dos agudas puntas laterales
que protegen sus costados. Otra notable particularidad es que este pez, en vez
de arrastrarse por los fondos marinos, como hacían otras especies, nadaba
utilizando la cola y gracias a la flexibilidad que le proporcionaba su espina
dorsal.
36. Durante el período Devónico se crean importantes depósitos de estaño en Inglaterra y Bolivia; de plata en Sudamérica, mientras que todas las regiones de la Tierra se ven afectadas por una intensa actividad volcánica y termina de levantarse la cadena Caledoniana. La parte Norte de Europa forma una sola masa continental con Norteamérica y Groenlandia. África, el sur de Asia, Australia y Centroamérica, forman otra masa.
37. El
Cámbrico está finalizando; las formas se perfeccionan. Aparece la familia o
grupo de los Agnatha (o Agnatos), los vertebrados más antiguos carentes de
esqueleto, pero con piel recubierta de una gruesa coraza ósea y de escamas muy
resistentes. Se les conoce también por ostracodermos. El Drepanaspis de la
figura carecía de mandíbulas, como todos los Agnatos. Desapareció hace más de
300 millones de años.
38. Los
Ganoideos cámbricos nos han dejado unos cuantos descendientes: los esturiones y
los peces espátula. Sin embargo, este antepasado, el Climatius, presenta
algunas características notables para su época. En primer lugar llama la
atención su forma, bastante similar a la de los peces que todos conocemos:
cuerpo escamoso, aletas y cola caudal. La especie está extinguida actualmente y
alcanzó su apogeo en el período Silúrico.
39. En el
Ordovícico, época inferior del período Silúrico, aparece el Pez Acorazado
(Pterichthys Milleri). La mitad delantera de su cuerpo quedaba protegida por
una coraza rígida, mientras que la parte posterior era flexible, como la de los
peces actuales. Característica singular era la boca: una simple abertura rígida
en la parte inferior de la cabeza, sin mandíbulas ni dientes. Se alimentaba
dejando entrar el agua con partículas nutritivas por la abertura de la boca.
40. Hemos entrado en el período Devónico, subdividido en tres épocas: la Eodevónica, la Mesodevónica y la Neodevónica. En los mares aparece el Cephalaspis o Cefalaspio, pez acorazado, pequeño, aplanado y sin mandíbulas, que vaga por el fondo absorbiendo partículas alimenticias. Es pariente próximo del Pterichthys, pero con esqueleto interno formado por piezas móviles que le dan solidez y, al mismo tiempo, libertad de movimientos. Es el primer vertebrado propiamente dicho.
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Bueno, para no extenderme mucho, en un siguiente artículo publicaré la información de los cromos dedicados a los dinosaurios, los mamíferos de la era cuaternaria y los primeros humanos.
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