BURGUESÍAS
LIBERALES Y REVOLUCIONES LATINOAMERICANAS*
Toma de la Bastilla, cúspide de la Revolución |
Bolívar y San Martín, los mayores libertadores sudamericanos |
En el mismo instante en que la Revolución Francesa vacila y se extingue en Europa, repentinamente, también, América Hispana colonizada también se incendia. Desde La Plata a Nueva España, de Buenos Aires a México, las guerras de independencia latinas repiten las guerras de la independencia “americana”. En la mayor parte del Nuevo Mundo flotan, a principios de 1814 y a pesar de los inquietantes fracasos iniciales, las banderas constitucionales o republicanas.
Napoleón puso fin a la Revolución |
El
movimiento de los negocios y la subida general de los precios la enriquecieron
a un ritmo hasta entonces desconocido. Enriquecimiento material acompañado por
un enriquecimiento cultural y por la multiplicidad de contacto en la ciudad
engrandecida. Arrastra tras sí a una clientela ignorante, compuesta de
mestizos, indios y esclavos. Donde se hallan simultáneamente las luces, el
verdadero poder, la voluntad de cambio. Su pensamiento está guiado por la
filosofía francesa; se sienten atraídos por el ejemplo y agrupa sus elementos
destacados en sociedades secretas. Ricos criollos se adhieren a las logias, o
bien experimentan la influencia masónica: Bolívar, gran lector de Juan Jacobo y
Plutarco; San Martín, Moreno, que desempeñarán junto con Miranda –el amigo de
los girondinos, el soldado de 1792-, los principales papeles de la nueva
revolución.
Las naciones hispanoamericanas y sus fechas de independencia |
Al
igual que las demás burguesías, la “burguesía” criolla de principios del siglo XIX
aspira, más o menos conscientemente, a conquistar el Estado. Excluida de los
altos cargos públicos en las colonias españolas y consideradas como elementos
sociales de segunda categoría, en el momento en que se imaginen más que nunca
su riqueza y su conciencia, sueña, en los ambientes más evolucionados, con una
constitución a la americana. Por otra parte, sus intereses económicos exige la
supresión de la exclusiva. El país debe vivir para sí mismo. Con ello, la
fórmula de emancipación que actuará en beneficio de la oligarquía colonial
adquiere un carácter liberal y nacional.
Muy
pronto, la Iglesia católica se dividirá acerca de esos problemas; pero, al
principio, aporta una ayuda considerable: ulcerada por la supresión de los
jesuitas, lleva a cabo una lucha sorda contra la dominación española. Desde un
punto muy distinto, los acontecimientos de Europa, que van a desencadenar la
gran lucha, cooperarán eficazmente. Cortejadas por los dos bandos, ayudadas o
animadas simultáneamente por Inglaterra, Francia y Estados Unidos, las colonias
hallarán en esta coyuntura una magnífica ocasión para emanciparse.
Historia General de las Civilizaciones de Maurice Cruzet, obra de donde se extrajo el artículo. |
Luchadores sociales, revolucionarios y libertadores latinoamericanos |
(*) Artículo de Roland Mousnier y Ernest Labrousse, tomado de Historia
General de las Civilizaciones de Maurice Cruzet. Volumen V: El siglo XVIII (Revolución intelectual,
técnica y política (1715-1815). Ediciones Destino.
Barcelona, 1963.
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