sábado, 29 de julio de 2017

Fiestas Patrias durante la Chilenización

LAS FIESTAS PATRIAS DURANTE LA CHILENIZACIÓN 

Representación de como pudo haber sido la celebración del 28 de julio en Arica durante la ocupación chilena. Se puede apreciar a soldados chilenos presto a reprimir a los peruanos que en ese momento escenifican el ingreso del Libertador José de San Martín a Lima. Las manifestaciones públicas de peruanidad estaban prohibidas y eran duramente silenciadas y sancionadas con pena de cárcel.

Aprovechando las Fiestas Patrias, reproduzco un interesante artículo publicado este 28 de julio por el diario La República, donde se explica con detalles cómo los peruanos de Arica pasaban las Fiestas Patrias en plena ocupación chilena.

UN POCO DE HISTORIA
Como es bien sabido, el 1879 Chile invade territorio peruano como consecuencia de una mala decisión política tomada por el Presidente boliviano Hilarión Daza, quien aplicó un impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre que los empresarios chilenos extrajeran de la provincia de Atacama. El precio no parece alto, pero si tomamos en cuenta que cada quintal equivale a 46 Kg y más aún, que se extraían toneladas de salitre por cada cargamento, el impuesto resulta elevado. Esto sirvió de excusa para que Chile le declare al guerra a Bolivia, una guerra deseada desde hace tiempo. Pero fue su irresponsable actitud de declararle al guerra a Chile sin consultar al gobierno peruano, con el que tenía pactada una alianza defensiva, lo que terminó por involucrarnos en una guerra aparentemente ajena; y digo aparentemente, porque se sabe que el gobierno chileno tenía como objetivo final apoderarse del sur peruano, hasta Arequipa, según la visión geopolítica de su ministro histórico Diego Portales. Esta alianza, en teoría secreta, y la intermediación en el conflicto de la Misión Lavalle, le dieron el pretexto que tanto buscaba Chile para declararle la guerra al Perú, la que se formalizó un funesto 5 de abril de 1879.

La guerra fue un desastre total para el Perú. No solo no estábamos bien preparados militarmente hablando, sino que estábamos divididos política y socialmente, cosa que se evidenció a lo largo de la guerra. El resultado peor de lo que se podía esperar; la quiebra económica, miles de muertos, heridos, discapacitados, desaparecidos, pérdida de una parte de nuestro patrimonio cultural y sobre todo, la pérdida de territorio, etc.

El 20 de octubre de 1883, se formaliza la derrota peruana con la firma del Tratado de Ancón, por el cual el gobierno peruano -en ese momento al mando del general Miguel Iglesias- entrega a perpetuidad a Chile la provincia de Tarapacá, con sus grandes yacimientos salitreros, además cedía temporalmente a Chile las provincias de Tacna y Arica, las cuales quedarían cautivas de Chile por un periodo de 10 años, al término del cual el gobierno chileno debería haber realizado un plebiscito para que la población de estos territorios votasen a favor o en contra de quedarse en Chile. Como es de suponer, en un tiempo tan corto, los habitantes de Arica y Chile no votarían a favor de Chile, así que el gobierno sureño optó por retrasar la consulta popular y aplicar una agresiva política de chilenización, destinada a -en un futuro- obtener un resultado favorable en caso se realice el plebiscito. 

Es precisamente en este periodo que se sitúa el artículo del diario La República.



FIESTAS PATRIAS PERUANAS EN LA ARICA TOMADA DEL AÑO 1893*



El 28 de julio que hoy celebramos tiene para Tacna y Arica una importancia especial. Los hijos de este departamento esperan y desean que este aniversario del natalicio de la República del Perú, sea el último que deje de celebrar fuera del seno de la patria. 

El editorial del quincenario El Morro de Arica, del viernes 28 de julio de 1893, expresaba el sentir de los peruanos que por la fuerza de las armas habían dejado de pisar suelo patrio. Habían pasado diez años del Tratado de Ancón (1883), por el que el Perú cedió Tarapacá a perpetuidad y se determinó la ocupación chilena durante diez años de Tacna y Arica.

 
El editorial de El Morro de Arica de ese día, escrito por Enrique Ward, incidía en que había llegado el momento de volver a la patria, y señalaba que las costumbres se mantenían, al igual que el amor por el país. El editorial continuaba así: (...) ¿Qué son 72 años? ¡Cortísimo período en la historia de la humanidad! Sin embargo, han bastado para hacer indisolubles los lazos que nos unen al Perú. (...) El día de hoy es para nosotros un día de esperanza y de anhelo patriótico, porque afianzando la idea de nuestra nacionalidad hace latir el corazón con más fuerza y rebosar los sentimientos de amor patrio.

Tenemos pues derecho perfecto para pedir a nuestros tribunos, que trabajen sin descanso por nuestra redención. Deben ocuparse de preferencia en esta magna, y no le negamos, difícil empresa. El país entero goza hace un decenio de paz completa. El orden, condición indispensable para llevar a feliz término esa labor, se ha afianzado. El trabajo, palanca potente, con que la civilización moderna opera sus grandiosas transformaciones, ha tomado general incremento, y levanta nuestro crédito paulatinamente.
(...) Por estas consideraciones, aunque la expectativa sea incierta, esperamos que nuestro ideal, el de una pronta redención sea una realidad.

Deseamos para el próximo 28 Julio, ver tremolar en el histórico Morro de Arica, la bandera bicolor que nos legaron los próceres de nuestra Independencia.Entonces repercutirá en el flanco de esa mole el grito unísono de un pueblo agradecido y gozoso, el grito de ¡Viva el Perú!

Publicaciones como El Morro de Arica y La Voz del Sur eran por entonces tribunas para que las noticias de interés peruano llegaran a la población. Enrique Ward Zegarra y Gerardo Vargas Hurtado dirigían estos bimensuales que se editaban en Arica. Mostraban amor por la patria ausente.

“En cada página del periódico están impresas las vivencias de los peruanos que habitaban Tacna y Arica cuando quedaron en manos de Chile. Ese valiente periódico ariqueño alentó a mantener viva la llama de la peruanidad”, señala el documentalista Luis Enrique Cam.

Precisamente, Cam lanzó hace poco el libro El Morro de Arica, donde relata la resistencia del periodismo peruano durante el cautiverio.

El quincenario era muy leído en el puerto de Arica, en Tacna y Tarapacá. Su primer número se publicó en 1890 y se mantuvo vigente hasta su violenta clausura por las autoridades chilenas en 1911.
“Los valerosos periodistas peruanos no doblegaron su pluma ante el invasor. Pedían al gobierno peruano que siga adelante con las negociaciones para que Arica vuelva al seno de la patria”, señala Cam.

FIESTA EN SILENCIO
Una muestra viva de la labor de Gerardo Vargas Hurtado es su bisnieta, Ana María Vargas Herrera, quien relata que los festejos de las Fiestas Patrias se realizaba en la casa de su pariente. En ese lugar servían un almuerzo y se reunían notables peruanos aún afincados en la Arica tomada.

"Llegó un momento que la celebraciones tuvieron que ser clandestinas. Antes había romerías, verbenas, festejaban el recuerdo al niño Alfredo Maldonado, héroe en la batalla de Arica, pero todo se prohibió. Eso sí, mi bisabuelo nunca dejó de celebrar las fiestas, siempre fue un gran patriota", recuerda Ana María.

El gobierno del sur permitía realizar ceremonias cívicas. De forma privada hacían un culto a la patria. A la vez, las instituciones chilenas doctrinaban a los niños con su currículo, tratando de dejar de lado la historia peruana, sus símbolos patrios.

"Siempre tendré en el corazón un dolor al recordar las Fiestas Patrias. Yo hubiera querido tener a mi familia ariqueña completa, pero la perdí por la guerra, el plebiscito y las persecuciones. Además, pienso en los hermanos tacneños, de Arica y Tarapacá, los abusos que se cometieron y lo que sufrieron nuestros ancestros", recuerda Ana María.

El antropólogo Michael Tapia, que investiga los hechos realizados por Gerardo Vargas y otros ariqueños y tacneños, manifiesta que la educación peruana se mantuvo en escuelas clandestinas y en la enseñanza de los padres; mientras que en los colegios fiscales chilenos buscaban desterrar cualquier símbolo patrio del Perú.

ACTOS CONTRA LA PATRIA
Pero a pesar de la chilenización violenta, se lograron actos de amor por la patria peruana, como colocarse la escarapela a sabiendas de que, solo por ese acto, los montoneros iban a atacar las viviendas que mostraban amor al Perú.

"En Fiestas Patrias se logró realizar la procesión de la bandera peruana en Tacna, que es punto de inicio para esta costumbre que se hace cada 28 de agosto, el día que vuelve al Perú. Pero tiene su punto de inicio en el 28 de julio de 1901", afirmó Michael Tapia.

Agregó que el pedido aceptado por el intendente chileno lo efectuó la Benemérita Sociedad de Artesanos y Auxilios Mutuos 'El Porvenir', la cual se reunió con los connotados de la localidad tacneña para poder conmemorar las Fiestas Patrias peruanas.

"Realizaron un recorrido del estandarte peruano por las calles de Tacna. La gente estaba vestida de negro, en procesión, algunos derramando lágrimas. Finalmente realizaron una ceremonia civil de forma privada. Años después lograron llevar a cabo este acto cívico, pero luego fue censurado por la autoridad sureña", cuenta el antropólogo tacneño.

LA VUELTA AL PERÚ
Tras un plebiscito frustrado por la administración del sur, finalmente se firmó el Tratado de Lima. Se decidió que Arica quedaba en poder de Chile y Tacna se reincorporaba al Perú, luego de 49 años (Batalla del Alto de la Alianza 1880-Reincorporación de Tacna 1929).

De esta forma, aparecieron algunos héroes civiles, poco conocidos por la sociedad, quienes también lucharon contra la chilenización y gritaron: ¡Viva el Perú!

Como complemento al artículo principal, el diario publica las opiniones del conocido historiador sanmarquino Ernesto Yepes del Castillo, que reproduzco a continuación.

LA BANDERA Y EL DESFILE FUERON PROSCRITOS
Tacna fue mantenida cautiva por Chile desde la batalla del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, hasta el 28 de agosto de 1929. Arica cayó definitivamente en poder de
Chile desde junio, un mes después.Para ambas poblaciones cada 28 de julio, durante casi 50 años, devino en un día de afirmación respecto a la patria lejana, añorada por los adultos y viejos, desconocida para los jóvenes y niños. Este drama tuvo, sin embargo, dos escenarios distintos. De 1880 a 1900 y de 1900 a 1929.

En el primero Chile se presentó generoso buscando mostrar las bondades de vivir bajo su bandera, a fin de ganarse la voluntad de la población cautiva. Como la lealtad al Perú se mantuvo férrea, Chile optó por la violencia y el callamiento de toda manifestación pro Perú. Esta segunda etapa fue más larga: fueron 30 años de feroz represión. Ni el 28 de julio se libró de esta mordaza.La bandera y el desfile fueron proscritos. Ante el tenaz requerimiento de miles de peruanos, Chile cedió con una condición: la marcha sería silenciosa, sin tumultos ni quejas. Entonces, el 28 de julio, Tacna personificó una de las epopeyas cívicas más vibrantes: mujeres, hombres, niños y viejos seguían el pabellón nacional cubriendo las calles con doloroso silencio. (Ernerto Yepes del Castillo)



































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(*) Tomado del artículo homónico de Eduardo Salinas, publicado en el diario La República, en su edición del 28 de julio del 2017.