miércoles, 26 de octubre de 2022

El mito de Supay

 EL MITO DE SUPAY

 


“Se dice que entre las divinidades andinas existía SUPAY (Supaya), un ser maligno y despreciable, que gustaba de sacrificar niños para mantenerse feliz. Tenía una apariencia aterradora: Cabeza de jaguar (o puma), con largos cuernos, dientes afilados y ojos penetrantes, con cierto parecido a los demonios, aunque, también tenía la facultad de cambiar de apariencia a voluntad, pudiendo aparecerse como una bella mujer o un atractivo varón. De igual forma se podía transformar en cualquier animal que deseara. Algunas veces se aparece como un niño perdido, como árbol terrorífico o como peligroso remolino. A veces, y sólo para confundir, puesto que vive en la mentira, viste como un pobre hombre que se sirve de cueros de llamas para soportar el frío. También se lo ha visto como un viejo que gusta de filosofar por el campo, o como un hombre andrajoso y sucio. Algunas veces se le vio desafiando a los viajeros a un duelo, llevándose las almas de los que perdían ante él.

Aparezca de una u otra forma, es el causante de las sequías, maleficios, inundaciones o de las pestes que asolan la región. Sus apariciones vienen precedidas por el ruido de un gran trueno, y se dice también que cuando llega, tras de él surge un intenso olor a azufre con el que impregna todo el aire.

En todo caso, siempre está pendiente de traer consigo el mal, la desesperanza y el infortunio. Además, puede advertirse su presencia cercana por el inconfundible olor a azufre.

Supay tenía todas las riquezas del mundo, ya que tenía las minas de uranio, plata y oro, teniendo el poder de transformar la mina más vacía o con menos cantidad de metales en la más valiosas y ricas del lugar o la mina de oro en lodo. Supay tenía un olor pestilente muy parecido al azufre. Él también es señor y amo del mundo subterráneo (Uku Pacha), ya sea bajo la superficie terrestre o del mar, donde convive con los seres de la oscuridad. De igual forma él tenía la capacidad de provocar desastres naturales desde inundaciones y maremotos hasta la erupción de los volcanes.

Como Supay es el dios de la muerte es uno de los más temidos por el pueblo inca, puesto que se decía que las personas que intentaban burlarse de él o que no le mostraran el más mínimo respeto corrían verdaderamente peligro, aunque algunas versiones del mito lo señalan como una molestia menor.

Sin embargo, había personas que le tenían respeto y creían tanto en él que le rendían culto a través de oraciones, creación de altares, ritos y ofrendas, con la finalidad de que les concediera deseos o favores.

Así mismo detrás de tanta maldad Supay, llegaba ser bueno al final de los días para aquellos que aguardaban su muerte, lo que hacía que los incas creyeron desde tiempos de antiguos, que el dios Supay era un ser que equilibraba esa balanza entre el bien y el mal, además de darle sentido de que siempre habrá maldad, pero no la suficiente".




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El Mito de Supay es una adaptación de "De Adaneva a Inkarri" de Alejandro Ortiz Rascaniere, "Mitos y leyendas del Perú", tomo 2, de César Toro Montalvo y "Supay, diablo del sur" de Antonio Ceniza.








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