sábado, 1 de febrero de 2020

San Martín en Huaura

EL GOBIERNO DE SAN MARTÍN EN HUAURA: DESPLIEGUE Y MOVILIZACIÓN POPULAR 

POR JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ   




 

            Entre noviembre de 1820 y marzo del siguiente año, en Huacho y Huaura se constituye un Regimiento de Cívicos, conformado por 6 compañías y 3 escuadrones, con un total de 708 hombres y 669 caballos. Integrados por patriotas de Huacho, Huaura, Végueta, Mazo, Caral, Peñico, Hayba y otras localidades aledañas. El regimiento huachano esta conducido por notables de la localidad. To-dos ofreciendo sus servicios como voluntarios en la forma más valerosa a la causa libertaria. San Martín forma los grupos guerrilleros, bajo el comando de Francisco Vidal, Andrés Reyes y Cayetano Quiroz, figurando también José de Asué, Luis Rissi, Tomás Quintín, Juan Muñoz, Francisco Villanueva, Domingo Fonseca, los hermanos Juan y Doroteo Santos, y Francisco y Tomás Manrique, entre otros. Se dispone el entrenamiento militar intensivo de todos los nuevos batallones a cargo de oficia-les y clases en Barranca, Supe y Humaya, para el diestro manejo de armas. Se distribuyen explora-dores entrenados y conocedores de sus zonas, a todos los lugares de la región central del país.

            El mes de diciembre de 1820 es fructífero para los patriotas. Por invitación de San Martín, el criollo marqués Bernardo de Torre Tagle y otros nobles aristócratas criollos, apresando a los chape-tones, en una residencia proclamaron la independencia de Trujillo el 4 de diciembre. En Huánuco, los cabildantes y vecinos, con el respaldo de los guerrilleros al mando de Álvarez, proclaman la inde-pendencia de dicha ciudad. Del mismo modo, el 27, el alcalde mayor Juan Manuel Iturregui Aguilarte y los cabildantes de Lambayeque capitán Saco Oliveros, José Leguía Meléndez y miembros de la logia masónica local acuerdan proclamar la independencia ante el pueblo, desde el balcón de la casa de la logia. Como se ve son actos con sabor aristocrático y una pizca de presencia popular. .

            La primera semana de diciembre suceden también dos acontecimientos militares importantes: el del día 2 de diciembre, los americanos del batallón Numancia de 800 plazas se entregaron al ejército patriota en Huachoc, Retes, cerca de Sayán; por tal motivo, los realistas redoblaron su celo para con sus oficiales criollos y mestizos. En esta ocasión algunos oficiales criollos virreinales se pasaron al bando patriota, como Agustín Gamarra, Velasco y Eléspuru. El otro hecho fue el día 6, cerca de Pasco tuvo lugar el único triunfo de los patriotas frente a los realistas, cuya caballería co-mandada por el entonces realista coronel Andrés Santa Cruz, se pasó luego al lado de los patriotas. Obviamente, los grados militares se respetaban y a veces se les premiaba con automáticos as-censos.

Por los hechos, Huaura se constituyó en la sede provisional del Perú independiente, la prime-ra capital en su historia, por ser el eje de las operaciones militares. Donde el libertador recibía la constante adhesión de vecinos y pueblos del norte y centro del país. Dirigía las guerrillas y monto-neras que bloqueaban Lima. También en Huaura se dio el Reglamento Provisional, la primera carta política de estado que estaba naciendo, importantes decretos, como el que garantizaba la devolución por el Estado de las aportaciones los ciudadanos y vecinos de las provincias libres, para auxiliar al ejército libertador; que da libertad a todo esclavo que se alistara en las filas patriotas.
               
            En Paita, a principios de marzo de 1821, días de gran trajinar, un acontecimiento llenó tam-bién de alegría al Libertador: los hermanos Victoriano y Andrés Cárcamo, convenciendo a otros 7 compañeros tripulantes, lograron tomar para la patria el pailebote correo español Sacramento, que había salido del Callao rumbo a Panamá. Entre los pasajeros había altos funcionarios y oficiales realistas. Este hecho fue comunicado a las autoridades de Piura y Trujillo, como a los patriotas del norte chico. San Martín dispuso el traslado del Sacramento y sus rehenes a Huacho.

            Importante fue la dación del Reglamento Provisional, por el cual eleva a Huaura en capital del departamento de la Costa y Huacho adquiere la categoría de capital de distrito, al igual que Sayán, Végueta, Barranca, Supe, Pativilca, Ámbar, Aucallama, Huaral, Chancay, Checras y Paccho. Re-conociendo así a los pueblos del interior que demostraban un generoso compromiso en favor de la independencia. La abundancia de toda clase de recursos de sus valles y quebradas, la cercanía del mar para sortear cualquier peligro por los puertos de Chancay, Huacho y Supe.

            La generosidad y patriotismo conmovían al Libertador. En lo estratégico y táctico de comunicación y abastecimiento; la abundancia de ricos y variados cultivos, ganado y minería, clima benigno, permitieron a San Martín, tender una línea defensiva, cuyos desiertos al sur la aislaban al enemigo y por el norte la retirada estaba asegurada por el puerto de Supe. En Huaura el libertador estuvo 6 meses y días, elevando sus tropas a 8 mil plazas, pero antes, lamentablemente, habría de sufrir el flagelo de la grave peste, diezmando gran parte de las fuerzas patriotas, que a la vez, retarda y da tregua al enemigo que a falta de recursos también pasaba graves apuros en Lima.

                 Cuando el ejército de San Martín fue diezmado por la peste y muchos soldados perecieron
         en el hospital de Huaura, vinieron a salvarlo los reclutas de las provincias aledañas, cuyo núme-
         ro alcanzó cifras bastante elevadas,  mientras los  guerrilleros acosaban a los realistas en los al-
         rededores de  Lima.  Como lo ha señalado  Raúl Rivera Serna en su esclarecedor trabajo sobre
         la acción  de los  guerrilleros del centro, desde 1821 en que las fuerzas realistas, luego de aban-
         donar la capital establecieron su base de operaciones en el valle del Mantaro, hasta 1824”. 

            Penosa, pero de profunda significación humana, única en la historia de la independencia, que ninguna contribución fue tan decidida como la de los patriotas, entre ellos muchas damas del norte chico, que se encargaron de cuidar y aliviar a los miles de enfermos afectados por la peste, hacien-dose cargo de los numerosos hospitales de campaña donde murieron muchos soldados patriotas ex-tranjeros, pero de inmediato reemplazados por los varones hábiles de la antigua provincia de Chancay, para engrosar además las guerrillas y montoneras y así continuar cercando Lima.

            En Huaura se funda El Pacificador, vocero oficial del Libertador, para sostener los principios liberales, bajo la dirección de Monteagudo. También se publicó La Gaceta de Huaura, para difundir las proclamas y comunicados a todos los pueblos. Las guerrillas y montoneras, estaban en manos de sectores medios provinciales, en quienes posteriormente recaería el gobierno local republicano. Des-de aquí San Martín mantuvo contacto con todas sus fuerzas desplegadas por todo el norte chico, que operaban por mar y sierra, coordinaba el asedio de Lima, bajo la dirección de Cochrane y Álvarez de Arenales. Contaba con producción de exquisitas frutas de los valles de Huaura y Sayán. Lamentablemente, por el hacinamiento y la poca higiene, la peste invadió el ejército patriota.

            Pero, la estadía en Huaura, tuvo duras críticas del propio Arenales, Cochrane y Miller. Para unos historiadores fueron injustas; otros, explican que respondía a la estrategia del gobierno chileno: “hacerlo todo con la anuencia de la aristocracia criolla y, en lo posible, sin derramamiento de sangre. Obviamente, además de la peste que asoló a los patriotas, que impedían el golpe final. Pero los realistas tampoco estaban bien en Lima, a pesar del apoyo criollo; ya no había alimentos, vituallas y aprestos militares; cercados por guerrillas y montoneras, como las de Quiroz, Huavique, Navajas y Elguera por la sierra; y por el norte por Reyes y Vidal. Podría a decirse, que la retirada de Lima, fue una oportuna y cedida acción al virrey La Serna, y a la vez, una derrota estratégica de San Martín, pues el tiempo favorecía y perjudicaban a ambos, indistintamente para alzarse con el triunfo final.


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