sábado, 17 de febrero de 2018

La Tregua de Navidad


UNA NAVIDAD EN LAS TRINCHERAS

Simbólico apretón de manos en medio de la nieve, entre viejos enemigos, un soldado inglés y uno alemán


Situémonos primero en el contexto. La I Guerra Mundial empezó en 1914; las grandes potencias europeas combaten unas a otras en un conflicto buscado hace mucho y que nadie se atrevía a iniciar. Tuvo que ser un hecho fortuito (o al menos eso se cree) el que lo desencadenó: El asesinato del Archiduque Franz Ferdinand de Habsburgo, heredero al trono austro-húngaro, a manos de La Mano Negra, un grupo ultranacionalista y paneslavista serbio que operaba en Bosnia-Herzegovina, cuyo ejecutor fue Gavrilo Princip. Al fin las potencias tenían la oportunidad de probar sus fuerzas para decidir en el campo de batalla, cuál era el país más poderoso de Europa.

Todos pensaban que la guerra duraría poco; que por el armamento con el que contaban, fácilmente aplastarían a sus enemigos; pero fueron precisamente esas armas  y la política de alianzas, las que contribuyeron a extender por cuatro años un conflicto que todos esperaban durara entre seis meses y un año como máximo. Fue una carnicería tremenda, nunca antes vista en conflicto alguno. Las Trincheras fueron la táctica más empleada en el campo de batalla; profundas y largas zanjas cavadas por las tropas para posicionarse ante el avance del enemigo. Se construyeron como protección, pero terminaron siendo la tumbas de millones de soldados.

Fue precisamente en una de esas trincheras donde ocurrirán los hechos que trataré en este artículo.
Diversas escenas de lo ocurrido en la Navidad de 1914. La foto inferior derecha muestra un suculento manjar,
rata asada, Cuando la comida se acabó en las trincheras, los soldados se comieron a sus caballos y mulas, pero también a sus perros y a las ratas, abundantes en toda trinchera

24 DE DICIEMBRE DE 1914
Nos encontramos en el Frente Occidental, específicamente en la frontera germano-belga, cerca de la ciudad belga de Ypres. Dos trincheras se encuentran frente a frente. En una, soldados británicos, llamados Tommys, por los alemanes y en la otra, soldados alemanes, conocidos como los Fritz, por los ingleses. Ambos apelativos hacían referencia a los que en cada país consideraban era el nombre más común entre sus enemigos. Se encontraban a escasos metros, pero ninguna recibía la orden de atacar a la otra. Estaba viviendo lo que ha sido llamado La Guerra Boba. Llevaban varios meses en estado de letargo, aburridos. Nada parecía alterar tal situación. Entre ambas se encontraba lo que llamaban Tierra de Nadie.

El año se terminaba y la Navidad se acercaba. Los soldados de ambos países pasarían por primera vez tan importante celebración fuera de casa y en medio de una guerra que se había iniciado para satisfacer el ego de sus gobernantes.

Era la víspera de la Navidad, el frío arrecia y la nieve cae. Parecía que sería otro día aburrido en la trinchera británica, hasta que se empezó a notar un movimiento inusual en la frontera alemana. De repente se empezó a escuchar un coro desafinado de voces que entonaban en alemán el coro de Noche de Paz. Los británicos alzan la mirada sobre el parapeto y ven en la trinchera enemiga una hilera de árboles decorados al estilo navideño. Al terminar su canción, los británicos entonaron a plena voz Adeste fideles, que inmediatamente fue coreada por los alemanes en su propio idioma. Después de unos minutos de silencio, un alemán grita en inglés ¡No queremos pelear! ¡Es Navidad! Como nadie responde, el alemán insiste ¡Voy a salir, podemos hablar!  Desde la trinchera inglesa se oye ¡No disparen!

El primero en acercarse es un alemán, quien atraviesa el alambrado de púas rumbo a la Tierra de Nadie. Un inglés, precavido, emerge de su trinchera y se acerca. Ambos se detienen en la zona fronteriza, llena de cadáveres y cráteres dejados por los bombardeos y que se hallaban convertidos en charcos por la lluvia de la noche anterior. Ambos extendieron sus manos y se desearon Feliz Navidad en sus respectivos idiomas. Al poco rato, los demás hombres se acercan e intercambian saludos, botones, fotos, algo de comida y bebida. Los ingleses comparten whisky y los alemanes cerveza. Logran comunicarse rompiendo la barrera del idioma. Celebran juntos la Navidad.

Ingleses y alemanes en fotografía para el recuerdo. El dueño de la cámara es el que se encuentra en segundo plano,
entre el soldado inglés y el alemán

LA TREGUA DE NAVIDAD
A la mañana siguiente sepultan a sus muertos que se hallaban desperdigados por todo el campo de batalla y que, gracias al clima gélido, habían logrado conservarse en buen estado. Un sacerdote alemán oficia la ceremonia religiosa, primero en alemán y después en inglés. Después improvisan una pelota con ropas viejas  e inician un partido de fútbol que termina 3-2 a favor de los alemanes. Algo similar pasó en casi todas las trincheras del frente occidental, donde las pelotas fueron hechas de materiales tan diversos como bolas de paja atadas por cordeles, papeles viejos, vendas y hasta latas recicladas. Se calcula que unos 100 mil hombres participaron de estos días de camaradería.

Realidad y ficción del partido de fútbol realizado en el Frente Occidental entre ingleses y alemanes

Un Tommy, pone en el medio de ambas trincheras una silla y abre una improvisada barbería, donde soldados y oficiales de ambos bandos acuden a arreglar su apariencia: cabello, barba y bigote. El precio se fija en un par de cigarrillos. Muchos se pasan hasta altas horas de la noche hablando cordialmente, dado que muchos alemanes hablaban inglés, pues habían trabajado en Inglaterra hasta que fueron expulsados cuando empezó la guerra.

Además de los testimonios de los sobrevivientes, una fotografía, tomada por un soldado alemán, inmortaliza el momento. En ella se ven todos juntos a Tommys y Fritz, en un acontecimiento que nunca más se volvió a repetir en la guerra. Los sobrevivientes debieron haberse lamentado de no haber dejado su dirección al fotógrafo. Hoy serían dueños de una fotografía de invaluable valor histórico y monetario, por su puesto.

Fotografía tomada en la Zona Cero por los propios soldados

Pero no todos estuvieron de acuerdo con la que después será conocida como La Tregua de Navidad, entre ellos el joven cabo Adolfo Hitler, quien habría dicho “En tiempos de guerra una cosa como esta no se debe permitir”.  No se sabe quién denunció lo ocurrido; lo cierto es que el alto mando inglés envió un comunicado enérgico a los comandantes de las trincheras ordenando el cese inmediato de todo acto de confraternidad con el enemigo. Lo mismo ocurrió en las trincheras alemanas. Los oficiales fueron castigados y los batallones trasladados a zonas donde la guerra estaba más activa. En la Navidad del año siguiente no ocurriría nada parecido. Los altos mandos se encargarían de que no se repita.

El poderoso e influyente Daily Mirror, dando cuenta de lo ocurrido en la Trinchera con una de las fotos tomadas en el frente por los propios soldados


Una novela, una película, un documental y hasta un video musical se han hecho sobre la Tregua de Navidad.


Afiches alusivos a la celebración navideña en las Trincheras

Video documental de History Channel sobre el tema

Representación de la celebración de la Noche buena en la trinchera alemana

Caricatura sobre la Tregua de Navidad de 1918

Novela de Christian Carlon, donde se trata de reconstruir lo ocurrido
en la Navidad de 1914. La adaptación al cine se hizo tomando el libro
como fuente.

Dos afiches de la película francesa Feliz Navidad, que relata lo ocurrido durante la Tregua de Navidad

Escena de Pipes of Peace donde Paul MacCartney interpreta un doble papel. A la izquierda como el Comandante del Ejército británico y a la derecha, rubio, con bigote de punta y con tes más clara, interpretando al comandante alemán de la trinchera. 







2 comentarios:

  1. Un muy conmovedor documental que nos recuerdo que los soldados son solo personas con sentimientos, moral, etc. que solo cumplen órdenes.

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